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Trump redibuja el mapa comercial global: aranceles del 30% a la UE y nuevas tensiones con el mundo

Trump justifica sus aranceles como una defensa de la economía y seguridad nacional de USA.

Estar al día de los cambios de humor y, por tanto, de las políticas de Donald Trump no es tarea fácil, como bien saben en el Parlamento Europeo tras conocerse la noticia de los agresivos aranceles del 30% impuestos por Trump a la Unión Europea a partir del 1 de agosto de 2025. Ha llegado el momento de afirmar que la guerra comercial entre Estados Unidos y Europa ha entrado en una nueva fase. La medida, calificada por expertos como «la más agresiva desde los tiempos de la OMC», eleva la tensión en un momento en que los mercados luchan por estabilizarse tras años de disrupciones pospandemia, conflictos bélicos y crisis logísticas.

Precisamente por los innumerables acuerdos y conexiones entre el viejo y el nuevo continente, la UE siempre intenta mantener la calma en sus relaciones con USA, una calma que, sin embargo, se está viendo atacada por los aranceles y las venenosas palabras del presidente de los Estados Unidos de América.

La Comisión Europea respondió con un tono medido. Ursula von der Leyen, presidenta del Ejecutivo comunitario, aseguró que «tomamos nota de la comunicación estadounidense» y reiteró su disposición a seguir negociando una salida pactada. Pese al golpe que suponen estos nuevos aranceles, Bruselas ha decidido suspender temporalmente cualquier represalia directa, al menos hasta que finalicen las conversaciones en curso.

“Seguimos apostando por el diálogo”, declaró Von der Leyen desde Estrasburgo, mientras el equipo de Comercio de la UE se reunía en Bruselas para definir una posición común ante el endurecimiento estadounidense. La Comisión ya tiene listas dos tandas de medidas espejo, con aranceles de entre el 10% y el 25% sobre importaciones estadounidenses por un valor conjunto de más de 100.000 millones de euros. Si no hay avances antes del 1 de agosto, estas sanciones se activarán de forma inmediata.

El castigo de Trump…

Trump justifica sus aranceles como una defensa de la economía y seguridad nacional de USA. En una carta enviada a Bruselas, afirmó que los desequilibrios comerciales con Europa «han sido insostenibles durante años» y que los nuevos impuestos son “necesarios para corregir décadas de desventaja estructural”.

Además, advirtió que cualquier represalia europea aumentaría el castigo: “Si deciden responder con sus propios aranceles, simplemente sumaremos esa cifra al 30% ya anunciado”. La decisión rompe de facto la tregua alcanzada en abril, cuando se había acordado una rebaja arancelaria temporal mientras continuaban las conversaciones. Desde entonces, Europa había mostrado voluntad de ceder parcialmente, incluso aceptando un impuesto del 10% en sectores no estratégicos, a cambio de proteger industrias clave como la aviación, los semiconductores y el farmacéutico.

Más allá de Europa: un giro hacia el proteccionismo global

Lo que preocupa no solo a Bruselas, sino a gran parte del mundo, es que este giro proteccionista no se limite al Viejo Continente. Según fuentes consultadas por The Wall Street Journal, el equipo económico de Trump está diseñando un paquete de aranceles generalizados para cualquier país con superávit comercial respecto a Estados Unidos, incluyendo a China, Japón, México y Corea del Sur. Lo que seguramente se verá más afectado será el Brasil de Lula con un 50% de aranceles.

Una respuesta «estratégica» de la UE

Ante este nuevo escenario, la Unión Europea no se limita a defenderse. La Comisión trabaja en paralelo para abrir nuevos mercados. Este mismo fin de semana, se firmó un acuerdo político con Indonesia para iniciar un tratado de libre comercio que podría entrar en vigor en septiembre. Otros países del sudeste asiático y América Latina están también en el radar de Bruselas.

“El objetivo es diversificar riesgos y evitar que nuestras empresas dependan de un solo mercado”, explicó un funcionario comunitario. No es casual: en 2023, el comercio transatlántico superó los 1,6 billones de euros, lo que convierte a USA y la UE en socios cruciales, pero también vulnerables.

Lo que inquieta a los mercados europeos y también a los globales es la sensación de estar ante un posible punto de no retorno en la política comercial de Trump. Si la escalada arancelaria continúa, muchas economías se verán forzadas a replantear su mapa de aliados estratégicos.

Pero la verdadera incógnita es: ¿cuánto tiempo podrá sostener Estados Unidos esta línea de confrontación antes de enfrentarse al riesgo real de una recesión sin precedentes?

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