La tarjeta era de Andy Bailey, el director ejecutivo de la consultoría Petra Coach. Aunque los dos CEOs nunca se habían conocido, Kerpen publicó en LinkedIn que la postal tuvo un profundo efecto en él para “reforzar los valores en los que creo y que me recuerde a diario las actitudes y los hábitos que sé que necesito adoptar con el fin de tener éxito”.
Pero, ¿qué diferencias aparecían en esa postal? ¿Qué le falta a una
persona sin éxito?
Las personas exitosas aceptan el cambio. La gente frustrada lo teme.
“El cambio es una de las cosas más difíciles que una persona puede hacer”, dice Kerpen. Con el mundo en rápido movimiento y la aceleración de la tecnología, es necesario que nos abracemos a estos cambios y nos adaptemos, en lugar de temerlo, negar la continuación, o esconderse de ellos, dice.
Las personas de éxito hablan de ideas. La gente frustrada habla de personas.
En lugar de cotillear sobre la gente – que no lleva a ninguna parte – las personas exitosas discuten ideas. “Compartir ideas con otros sólo les hará mejor”, dice Kerpen.
Las personas exitosas aceptan la responsabilidad de sus fracasos. La gente frustrada culpa a otros.
Los líderes y empresarios verdaderamente exitosos experimentan altibajos en sus vidas y carreras. Pero siempre aceptan la responsabilidad de sus fracasos. Kerpen dice que culpar a los demás no resuelve nada. “Simplemente rebaja a otras personas”.
Las personas exitosas comparten con los demás sus victorias. La gente frustrada se lleva el mérito de los demás.
Compartir con la gente los momentos más brillantes los motiva a trabajar más duro, y, en consecuencia, les hace ver mejor como un líder o compañero de equipo.
Las personas exitosas quieren que otros tengan éxito. La gente frustrada secretamente esperan que otros fracasen.
“En un grupo de personas, para tener éxito, todos tenéis que tener éxito”, explica Kerpen.
Las personas exitosas aprenden continuamente. La gente frustrada se quedan estancadas.
La única manera de crecer como persona y como profesional es nunca dejar de aprender. “Puede estar un paso por encima de tu competencia y ser más flexible porque sabes más”, Kerpen escribe. “Si te quedas estancado, podrías estar dejando pasar las oportunidades que impiden el aprendizaje (y crecimiento)”.
Otras diferencias importantes: La gente exitosa irradia alegría, comparte datos e información, mientras que las personas sin éxito exudan la ira y los datos y la información le acaparan.