Cada año, el Statistical Review of World Energy ofrece importantes datos sobre las tendencias energéticas mundiales. Publicada ahora por el Instituto de la Energía en colaboración con KPMG y Kearney, la edición de 2025 –que refleja los datos de 2024– revela que la producción y el consumo mundiales de petróleo se mantuvieron relativamente estables, pero que se están produciendo cambios significativos.
Estos cambios reflejan no sólo la evolución geopolítica y los patrones de recuperación económica, sino también cuestiones a más largo plazo en torno a la seguridad energética, las prioridades de inversión y la desigual evolución mundial hacia la descarbonización.
El consumo mundial de petróleo alcanza un nuevo máximo
En 2024, el consumo mundial de petróleo –que excluye los biocombustibles pero incluye el carbón y los derivados del gas natural– alcanzó los 101,8 millones de barriles diarios (bpd). Esto representa un máximo histórico que supera ligeramente el nivel de 2023 en un 0,7%. De media, la demanda de petróleo ha aumentado un 1% anual en la última década, impulsada casi en su totalidad por los países no pertenecientes a la OCDE.
Estados Unidos sigue siendo el mayor consumidor de petróleo del mundo, con un 18,7% de la demanda mundial. El consumo diario en EE UU disminuyó ligeramente a partir de 2023, pero en la última década aumentó un 0,5% anual de media.
China fue el segundo consumidor mundial de petróleo, con un 16,1% de la demanda mundial. Su consumo diario cayó un 1,2% hasta los 16,4 millones de bpd en 2024. Este descenso supone una marcada distancia del aumento medio del 4% anual de la última década, lo que significa que la demanda de petróleo de China puede estar mostrando signos de estancamiento. Con la ralentización del crecimiento económico y el impulso a la electrificación del transporte, algunos analistas especulan con que China podría estar acercándose a su pico de demanda de petróleo a largo plazo.
Mientras tanto, el consumo de petróleo en la India sigue creciendo, con un aumento interanual del 3,1%, hasta los 5,6 millones de bpd. La expansión económica del país y el aumento de la clase media siguen impulsando el crecimiento, lo que sitúa a la India en camino de convertirse en el tercer mayor consumidor de petróleo del mundo en unos pocos años.
Los países de la OCDE registraron cambios modestos en la demanda de petróleo (+0,1%), mientras que los países no pertenecientes a la OCDE experimentaron un aumento del 1,2%.
EE UU lidera a todos los productores con un nuevo récord
En cuanto a la producción, la producción mundial de petróleo (incluidos los líquidos de gas natural y otros líquidos) alcanzó la cifra récord de 96,9 millones de barriles diarios. Es decir, 1,8 millones de barriles más que el máximo anterior a la pandemia y alrededor de un 9% más que los mínimos registrados durante la crisis del Covid-19. A primera vista, es una historia de resiliencia y recuperación. Pero si profundizamos un poco más, las cifras revelan un panorama más complejo.
EE UU sigue liderando la producción mundial de petróleo, con 20,1 millones de barriles diarios. Pero esa cifra incluye una parte considerable de líquidos de gas natural, productos como el etano y el propano que no suelen utilizarse directamente como combustibles para el transporte, pero que pueden servir de materia prima para las refinerías.
Si se excluyen estos productos, la producción estadounidense de crudo y condensado –el tipo de producción que la mayoría de los analistas consideran «petróleo puro»– se sitúa en 13,2 millones de barriles diarios. Aunque se trata de otro récord de producción, el aumento del 2% desde 2023 fue menos de la mitad del aumento anual medio del 4,2% de la década anterior, lo que podría ser un indicio de que la producción estadounidense está cerca de una meseta.
Rusia sigue en segundo lugar con 10,2 millones de barriles diarios de crudo más condensado. Esta cifra supone un descenso del 3,1% respecto a 2023, debido en gran medida al impacto de las sanciones occidentales y a las limitaciones logísticas. Sin embargo, las exportaciones rusas a China e India se mantuvieron sólidas, lo que ayudó al país a mantener su relevancia en los mercados energéticos mundiales a pesar del aislamiento diplomático.
Arabia Saudí también vio caer su producción un 4,2%. Arabia Saudí ocupaba el tercer lugar en 2024 con 9,2 millones de barriles diarios, el nivel más bajo desde 2011. La caída refleja tanto los recortes voluntarios de producción para sostener los precios como las dudas a largo plazo sobre la capacidad excedentaria del Reino en medio de fuertes inversiones nacionales en refino y petroquímica.
Reservas probadas
El Statistical Review también arroja luz sobre las reservas mundiales de petróleo, aunque sólo están disponibles para finales de 2020. En ese momento, las reservas mundiales probadas de petróleo ascendían a 1,7 billones de barriles, suficientes para mantener los niveles actuales de producción durante unos 53,5 años. Sin embargo, la distribución de esas reservas sigue siendo muy desigual.
Venezuela sigue teniendo las mayores reservas probadas, con 304.000 millones de barriles, pero gran parte de ese petróleo es pesado y difícil de extraer. Arabia Saudí ocupa el segundo lugar, con 298.000 millones de barriles, seguida de Irán, con 158.000 millones. Estados Unidos, en cambio, posee 69.000 millones de barriles, lo que refleja tanto una base de producción madura como un sistema de clasificación de reservas que tiende a ser más conservador.
Acontecimientos inusuales y temas emergentes
De los datos de este año se desprenden algunas tendencias notables:
- La caída de la producción de Arabia Saudí es significativa no sólo porque es la más baja en más de una década, sino también porque señala un cambio en la forma en que el Reino puede equilibrar la estabilidad de precios con la cuota de mercado.
Eficiencia y Líquidos de Gas Natural estadounidenses. Aunque EE UU sigue siendo el primer productor de petróleo, una parte cada vez mayor de esa producción se hace en forma de líquidos de gas natural, que no sirven para todas las aplicaciones y requieren una infraestructura de refinado diferente. Esta evolución tiene implicaciones para las estrategias de refinado. - Crecimiento plano de las reservas mundiales. La relativa falta de crecimiento de las reservas a pesar del fuerte consumo refleja una indecisión inversora en gran parte del sector. Esto podría plantear problemas de suministro a largo plazo si la demanda no se modera.
- El ascenso de la India como gran centro de demanda –con una producción nacional relativamente escasa– la convierte en uno de los países de mayor importancia estratégica en el mercado del petróleo. Sus decisiones políticas en materia de almacenamiento, refinado y energías renovables determinarán la futura dinámica de la demanda.
- El meteórico ascenso de Guyana de cero a más de 600.000 barriles diarios en sólo cinco años es uno de los aumentos de producción más rápidos de la historia de la industria petrolera. Con unas reservas estimadas actualmente en 11.000 millones de barriles, se prevé que Guyana alcance pronto el millón de barriles diarios, convirtiéndose potencialmente en uno de los cinco mayores productores mundiales en la próxima década.
Perspectivas: ¿Estabilidad o tensión?
Los mercados del petróleo en 2024 se definían por un equilibrio incómodo. Por un lado, la producción y el consumo estaban muy ajustados y la volatilidad de los precios era relativamente contenida. Por otro, los factores que mantienen ese equilibrio –la coordinación OPEP+, la resistencia del esquisto estadounidense y el moderado crecimiento de la demanda mundial– están sujetos a perturbaciones.
De cara al futuro, se plantean varios interrogantes:
- ¿Empezará a disminuir la demanda de petróleo de China en términos absolutos?
¿Podrá el esquisto estadounidense mantener su producción sin una reinversión masiva?
¿Los riesgos geopolíticos en Oriente Medio, Rusia u otros lugares alterarán el delicado equilibrio entre la oferta y la demanda?
No se trata sólo de cuestiones de mercado, sino de cuestiones estratégicas que afectan a la inflación mundial, el comercio y la seguridad energética.
Reflexiones finales
El Informe Estadístico 2025 confirma que el petróleo sigue estando en el centro de la economía mundial. La demanda crece en el mundo en desarrollo, la producción sigue concentrada en un puñado de actores y persisten las vulnerabilidades de la oferta.
En las próximas semanas seguiré desgranando las principales conclusiones del Statistical Review, incluidas las tendencias del gas natural, el carbón, las energías renovables y la energía nuclear. Pero una cosa está clara en los datos sobre el petróleo: en un mundo cada vez más centrado en la transición energética, la importancia del petróleo –económica y geopolíticamente– no ha desaparecido.
