En el corazón de París, bajo la dirección artística de la directora y guionista estadounidense Sofia Coppola (54 años) y —como no podía ser de otra manera— con una puesta en escena digna de película, el Museo de las de las Artes Decorativas celebró este fin de semana su primer Bal d’Été (Baile de Verano): una gala exclusiva e «íntima» (300 invitados) de gran peso simbólico.
Inspirado en los sofisticados bailes históricos del siglo XX y con el objetivo de recaudar fondos para la deseada exposición 1925-2025:Cien años de Art Déco, prevista para finales de octubre, la velada benéfica marcó el inicio de la Semana de la Alta Costura parisina y reunió a figuras destacadas del arte, la moda y el cine a nivel internacional.
Entre las imágenes más comentadas de la noche, destacó el encuentro entre Marta Ortega y Athina Onassis, dos de las herederas más discretas y poderosas del panorama europeo. Ya es conocido que Ortega, presidenta no ejecutiva de Inditex e hija del fundador de Zara, y Onassis, única descendiente del magnate griego Aristóteles Onassis, mantienen una amistad unida por su pasión compartida por la hípica. Esta vez, su encuentro tuvo un motivo más glamuroso: el Bal d’Été de París, donde su presencia no pasó desapercibida.
Junto a ellas, la velada también reunió a otras figuras influyentes, como el diseñador francés Christian Louboutin, la actriz alemana Diane Kruger y la estadounidense Kristen Dunts, reforzando el carácter internacional del evento.
La elegancia española se hace notar en París
En una velada marcada por la sofisticación y la exclusividad, la presencia española se hizo notar. Marta Ortega, Penélope Cruz, Jon Kortajarena y Carlos Torretta formaron parte del selecto grupo de invitados que asistieron al debut del Bal d’Été, aportando estilo, elegancia y presencia a una noche ya de por sí inolvidable.
Penélope Cruz, embajadora de Chanel, deslumbró —como siempre— con un vestido azul marino de la casa francesa, con volantes, capa y destellos, demostrando, una vez más, por qué es un icono de la moda.

Pero si hubo una aparición que realmente sorprendió y acaparó las miradas, esa fue la de Marta Ortega, habitualmente alejada de los focos y selectiva con los eventos a los que asiste, su presencia captó gran parte de la atención durante la velada. Lució un elegante vestido lencero negro, cuya autoría ha generado preguntas incluso entre los expertos en moda, pues aún no se ha confirmado la firma. Su combinación de misterio, discreción y estilo refinado convirtió a Marta en una de las invitadas estrella de la noche.

