1. Son emocionalmente inteligentes: saben cómo reaccionar ante situaciones en las que el resto de los mortales podríamos explotar o saltar por los aires. Calma, amigo.
2. Confían en sí mismos: la creencia en nosotros mismos es decisiva, así lo demostraba Henry Ford, “Puedes pensar que puedes hacerlo o no, siempre estarás en lo correcto”.
3. Neutralizan a la gente tóxica: saben de quién pueden rodearse. Entienden que el éxito y la estabilidad mental pasa por quienes elegimos para pasar más tiempo con nosotros.
4. Abrazan el cambio y no temen a nuevos modelos de vida o trabajo. Son mentes abiertas que no dudarían en cambiar si creen que algo no funciona correctamente.
5. Saben decir “no”, lo que les reduce el estrés que sufrimos el resto cuando no podemos evitar asentir ante todo.
6. Saben que el miedo es la principal fuente del arrepentimiento. Si no arriesgas no ganas, es un hecho.
7. Aceptan el fracaso: lo toman como una lección de la que aprender, algo sabio que evitará depresiones innecesarias.
8. No permiten que nadie limite su capacidad de disfrutar de la vida. Saben que la alegría es la fuente de vitalidad más importante.
9. Además no limitan la felicidad del resto: saben que es un trato entre dos, vive y deja vivir.
10. Ejercitan –su cuerpo y mente-, ya que la salud mental no solo es ser feliz, sino sentirse bien físicamente.
11. Duermen lo suficiente: algo que la población parece olvidar y no llevar a cabo. Unas ocho horas diarias son más que suficientes para alguien joven.
12. Limitan su ingesta de cafeína: saben que pueden hacerlo sin ayuda de una bebida que parece mágica para quienes empiezan su día.
13. No esperan una disculpa para perdonar. La gente mentalmente fuertes saben que la madurez se alcanza mediante estadios de relaciones sociales. La de perdonar y olvidar parece ser un básico entre ellos.
14. Son impecablemente positivos: saben que si no creen en lo que hacen y piensan que va a salir bien, no saldrá de ningún modo.