El avance tecnológico no siempre ha sido inclusivo para todos. Las personas mayores, en particular, enfrentan obstáculos al interactuar con dispositivos digitales, lo que amplía la brecha digital. Adaptar las nuevas tecnologías a este grupo es crucial para garantizar su inclusión, facilitar su autonomía y promover su participación activa en una sociedad cada vez más digitalizada.
Durante la pandemia, un gesto solidario, al donar tabletas a residencias de personas mayores, evidenció que muchos no podían utilizarlas de forma efectiva. Este descubrimiento impulsó la reflexión sobre la falta de tecnologías verdaderamente accesibles para esta parte de la población.
A partir de esta realidad, tres jóvenes ingenieros: Isabel García, Adrià Roca y Gerard Pinar. Pusieron en marcha el proyecto Bleta. Diseñaron una tableta con una interfaz intuitiva y simplificada, específicamente adaptada para usuarios con escasas habilidades digitales. Lanzaron también un software compatible con cualquier dispositivo Android, permitiendo transformar cualquier móvil o tableta en un entorno accesible.
El dispositivo Bleta se comercializa con un software preinstalado que facilita su uso a personas mayores. Entre sus características destacan los iconos de gran tamaño, el acceso simplificado a aplicaciones, y funciones básicas como la cámara o la galería de fotos, todo pensado para una experiencia tecnológica sin complicaciones.
Reducir la brecha digital en la tercera edad no solo es un tema de inclusión tecnológica, sino de bienestar general. El desconocimiento del mundo digital puede marginar a los mayores del acceso a servicios fundamentales, limitar sus posibilidades de comunicación con seres queridos y restringir su participación en actividades sociales y culturales. Promover su alfabetización digital es clave para su autonomía y calidad de vida.
