Entender tu porqué
No hace falta que los demás entiendan por qué haces las cosas, basta con que lo hagas tú. Que seas el protagonista de un “sus razones tendrá” no es malo siempre y cuando tú entiendas por qué haces las cosas y cuál es tu objetivo.
Ponerte pequeñas metas
Si cada día te pones una pequeña meta, será mucho más sencillo sentirte motivado. Como diría el Cholo Simeone, ve “partido a partido”. Tu objetivo es ganar la liga, pero ganar partidos cada jornada te hará ir motivado al siguiente.
Dejar de fijarte en los demás
Cada cual lleva su ritmo. Cada persona tiene su forma de trabajar, su forma de vivir y, lo más importante, su forma de ser, así que no te dejes llevar por el ritmo de los demás: ve a lo tuyo, nadie mejor que tú sabe dónde están tus límites.
No abandonar lo que te hace feliz
Si salir una vez en semana con tus amigos o jugar un partido de fútbol te ayuda a despejar y te da tu dosis semanal de felicidad, no dejes de hacerlo. Organízate como sea, pero mantén aquellas cosas que te producen placidez y alegría.
Rodearte de gente positiva
No hace falta que todos los que te rodeas se conviertan en hinchas tuyos y te animen constantemente, pero es importante que te escuchen, te regalen una sonrisa de vez en cuando y no te coarten continuamente con palabras negativas.
Tener vida
Es evidente que para estar motivado hay que estar vivo, claro, pero no nos referimos a ese tipo de vida, sino a vida social. Sal de casa, disfruta de tus amigos, de tu familia, no dejes todo a un lado por un objetivo. Motivarse es más sencillo si alguien te espera.