En un momento largamente esperado por los astrónomos, el Observatorio Vera C. Rubin, situado en los Andes chilenos, ha publicado hoy sus primeras imágenes y vídeos time-lapse (cámara rápida). Rubin, una combinación de un telescopio único y la mayor cámara digital jamás construida para la astronomía, comenzará una misión de 10 años a finales de este 2025, durante la cual se espera que descubra 10 millones de supernovas, 20.000 millones de galaxias y millones de asteroides y cometas. Sus primeras imágenes se mostrarán en directo en YouTube desde las 11:00 a.m. EDT.
Su colección de «primeras luces» incluye imágenes que muestran su enorme campo de visión, el denso fondo de galaxias cuando se amplía, y vídeos time-lapse. Entre ellas, una imagen de la nebulosa Trífido y la nebulosa Laguna que combina 678 imágenes separadas en poco más de siete horas de observación, así como panorámicas del cúmulo de Virgo.
Más adelante, en 2025, el Observatorio Rubin iniciará el Legacy Survey of Space and Time (LSST), con el que se espera detectar el 90% de todos los asteroides potencialmente peligrosos de más de 140 metros de ancho, así como planetas rebeldes, cometas interestelares y supernovas (estrellas en explosión).
El diseño único de tres espejos de su Simonyi Survey Telescope, de 8,4 metros, le proporciona un campo de visión equivalente al de siete lunas llenas. Su incomparable étendue –una medida del rendimiento óptico– le permite recoger más luz de campo amplio que cualquier otro telescopio de la Tierra.
Utilizando un rápido ciclo de imagen de 39 segundos, su cámara única producirá unas 800 imágenes por noche y escaneará todo el cielo austral cada tres o cuatro noches, permitiendo a los científicos seguir los fenómenos a medida que se producen a lo largo de meses, días o incluso segundos.
Creará un time-lapse del cosmos que durará una década, en lo que se conoce como astronomía de dominio temporal. Con unos 20 terabytes cada noche, la cantidad de datos recopilados por el Observatorio Rubin durante el primer año del LSST será superior a la de todos los demás observatorios juntos.
La instalación, que lleva el nombre de Vera C. Rubin –la astrónoma que confirmó la existencia de materia oscura en las galaxias–, pretende continuar su legado cartografiando la materia oscura y sondeando la energía oscura. También estudiará las supernovas, cómo mueren las estrellas y la expansión acelerada del universo.

Dónde está el observatorio Rubin
Financiado por el Departamento de Energía de EE UU y la National Science Foundation, Rubin observará desde el Cerro Pachón, una cima de 2.700 metros de altura a la que se accede desde el Valle del Elqui, cerca de La Serena (Chile), en las estribaciones de los Andes y en el sur del desierto de Atacama, uno de los lugares más secos de la Tierra y con el cielo más despejado. Está lejos de la contaminación lumínica y de las principales rutas aéreas. El hemisferio sur también ofrece una visión más clara del centro de la Vía Láctea, denso en campos de estrellas y nebulosas, así como de las Nubes Grande y Pequeña de Magallanes, dos galaxias enanas que orbitan alrededor de la Vía Láctea.

Una cámara que redefine la astrofotografía
Su cámara LSSTCam de 168 millones de dólares tiene el tamaño de un coche, pesa más de tres toneladas y captura imágenes de 3.200 megapíxeles, cada una de ellas lo suficientemente grande como para llenar 378 pantallas 4K. Desarrollado durante más de una década, su conjunto de seis filtros ópticos permite a los astrónomos observar todo el espectro electromagnético, desde el ultravioleta hasta el infrarrojo cercano. Tiene un campo de visión de 9,6 grados cuadrados.

Una muestra del poder de descubrimiento de Rubin
«Dado que tomamos imágenes del cielo nocturno con tanta rapidez y frecuencia, detectaremos millones de objetos cambiantes literalmente cada noche», declaró en una rueda de prensa el profesor Aaron Roodman, responsable del programa de la Cámara LSST en el Observatorio Rubin y director adjunto de Construcción de Rubin. «También combinaremos esas imágenes para poder ver galaxias y estrellas increíblemente tenues, incluidas galaxias que se encuentran a miles de millones de años luz. Las primeras imágenes ofrecen sólo una muestra del poder de descubrimiento de Rubin».

Diseñado para la IA y la automatización
Está diseñado para la era del big data y la automatización, con fibra óptica desde Cerro Pachón hasta La Serena, lo que permite transmitir las imágenes de Rubin a superordenadores de California en cuestión de segundos, donde sistemas basados en inteligencia artificial las compararán con capturas anteriores. Si la posición o el brillo de un objeto han cambiado, se emitirá una alerta a la comunidad científica mundial en sólo dos minutos. Durante sus 10 años de misión, Rubin generará hasta 10 millones de alertas por noche, identificando acontecimientos cósmicos con mayor rapidez que ningún telescopio anterior.

Más allá de las ‘instantáneas’ del cielo
«Lo que la astronomía nos ha proporcionado hasta ahora son instantáneas, pero el cielo y el mundo no son estáticos: hay asteroides que pasan a toda velocidad y supernovas que explotan», declaró en una rueda de prensa la Dra. Yusra AlSayyad, que supervisa el procesamiento de imágenes en el Observatorio Rubin. «Una de las razones por las que no hemos podido convertir las instantáneas del cielo que teníamos hasta ahora en vídeos time-lapse es que hace 20 años no existían las tecnologías de gestión de datos necesarias para almacenar, transferir, procesar e interpretar los petabytes de datos que esto requeriría». Se utilizarán nuevos algoritmos automatizados de vanguardia para analizar y extraer el conjunto de datos del LSST, lo que permitirá realizar los descubrimientos científicos previstos.

Por qué las supernovas importan
Entre los muchos objetivos del Observatorio Rubin, las supernovas son quizá las más fascinantes desde el punto de vista científico. Estas potentes explosiones estelares actúan como faros cósmicos, ayudando a los astrónomos a medir grandes distancias cósmicas y a comprender la expansión acelerada del universo. Los datos de las supernovas revelaron por primera vez la presencia de energía oscura en la década de 1990. Rubin se dispone a llevar ese descubrimiento al siguiente nivel. Al detectar millones de supernovas –mucho más que el puñado observado históricamente en nuestra galaxia–, el LSST afinará la cronología de la expansión cósmica y ofrecerá pistas vitales sobre la naturaleza de la energía oscura.
