El día no pudo ser menos propicio. En la misma jornada en la que Donald Trump ordenó el ataque a tres instalaciones nucleares iraníes, Art Basel, la feria de arte contemporáneo más importante del mundo, hacía balance de su última edición. Pese a que en el recinto en el que se celebraba la feria suiza se ha palpado estos días la preocupación por la escalada armamentística, el único bombardeo que llegó hasta Basilea fue el de los incesantes correos electrónicos presumiendo de ventas millonarias: una pintura (Mid November Tunnel, 2006) de David Hockney, vendida por la galería londinense Annely Juda a un coleccionista privado por entre 13 y 17 millones de dólares, otra del artista Michael Armitage (In the garden, 2015) despachada por los galeristas de White Cube por más de tres millones…
Inesperado éxito mundial
El año en que ha conmemorado su 55 aniversario, Art Basel emitió en la noche de su cierre, este domingo 22 de junio, una nota de prensa en la que se otorgaba a sí misma una “nota alta” por las “fuertes ventas en todos los segmentos”. No es mala consideración, teniendo en cuenta el fantasma de recesión económica y las bajas expectativas que imperaban entre las 289 galerías internacionales de 42 países presentes. Coleccionistas privados y mecenas del arte de más de 96 naciones y territorios de todo el globo y representantes de más de 250 museos y fundaciones, de la francesa Collection Pinault, al MALBA de Buenos Aires, el M+ Museum de Hong Kong o el MoMA de Nueva York, coincidían en su escepticismo. Pero la realidad parece haber dado un inesperado respiro.



9’5 millones por una escultura de alambre
Sin embargo es posible que la venta que más orgullosa hiciera sentir a la directora de la feria desde 2023, la alemana Maike Cruse (Bielefeld, Alemania, 1975), es la de una obra hecha de alambre de Ruth Asawa, visionaria de la escultura invisibilizada durante décadas, y cuyo trabajó alcanzó los 9’5 millones de dólares. Asawa es el claro ejemplo de cómo las artistas mujeres avanzan posiciones en el mercado de arte contemporáneo más importante del mundo. Aunque no es la única. La misma nota de conclusiones sobre la feria afirma que “las obras de destacadas artistas femeninas también tuvieron un gran éxito, como las de Cecilia Vicuña, Loie Hollowell y Alina Szapocznikow, con sólidas adquisiciones institucionales y un gran impulso para los expositores primerizos”.
“Creo que el tiempo está ayudando a reevaluar el trabajo de las mujeres artistas”, concluye Cruse en una entrevista con Forbes Woman durante un descanso en la feria en su sede habitual en Messeplatz. Así lo corrobora, de hecho, el último informe UBS – Art Basel Global Art Market que, pese a concluir que las ventas del sector descendieron un 12% en 2024 y vaticinar un escenario incierto en 2025, muestra un ascenso del volumen de ventas de arte creado por mujeres. “Cada vez hay más mujeres entre los artistas más vendidos y estoy convencida de que el tiempo lo acabará aposentando”, cree Cruse. Lo cierto es que mientras hace una década en esas listas apenas aparecían mujeres ahora no solo están presentes sino que se cuelan entre las ventas de precios más altos. Hasta allí han escalado este año la obra surrealista de Leonora Carrington y los trabajos de Louise Bourguise y de la japonesa Yayoi Kuzama, un valor aún muy rentable, a sus 96 años.


Glamour y dinero
La presencia de mujeres es todavía más evidente entre las artistas emergentes. “En este sector ya no es necesario establecer cuotas. De manera natural las artistas jóvenes contemporáneas se sitúan entre las más vendidas”, comenta la directora de la feria sobre los gustos de los coleccionistas, entre los que se ha visto estos días una curiosa mezcla de glamour y (es un decir) monederos abultados. Por allí estaban los actores James Franco y Russel Tovey (Years & Years), que ejerció de maestro de ceremonias en la entrega, por primera vez en la historia de Art Basel, de unos premios para los creadores y agentes del mercado del arte más destacados del año. Pero también diseñadores de moda como Jill Sander o Raf Simons y futbolistas como Michael Ballack o Pedro Barbosa.
Su presencia pasó menos inadvertida que la de los coleccionistas privados que pagaron las mayores fortunas. Entre los 15 más relevantes, la propia feria destacó en primer lugar a una de origen chino, Cherry Xu, miembro del Comité de Adquisiciones de Asia-pacífico del museo Tate, y una reconocida experta en talento joven, como el que pudo verse este año en la sección Statements, con obras de Rene Matić y Nnena Kalu,candidatas a los premios Turner (lo más parecido a un Oscar en el arte contemporáneo).
Las mujeres dominan Basel
Entre los 15 coleccionistas más destacados de esta edición, Basel señaló a dos de origen chino, nueve procedentes de Estados Unidos y otros de Eslovenia, Brasil, Italia y Tailandia. “Saben que Basel aplica los mayores estándares de calidad, con diferencia, respecto a cualquier otra feria”, señala Cruse sobre su agenda de coleccionistas que incluye, entre otros, a Zhang Zetian, la inversora china y asesora de moda del imperio del lujo JD.com y una de las mayores fortunas jóvenes de China (tiene solo 32 años) o la italiana Patrizia Sandretto Re Rebaudengo.
Curiosamente la presencia española en la feria sí estuvo este año, mayoritariamente, en manos de mujeres. Cinco de la seis presentes tienen al menos a una mujer al frente:Prats Nogueras Blanchard, Travesía Cuatro, Elvira González, Elba Benítez y ProjecteSD. “Hay una presencia española muy fuerte en la feria que en los últimos dos años, de hecho, hemos incrementado. Cuando miras el estand de Prats Nogueras Blanchard, por ejemplo, todo son artistas españoles, algunos por primera vez presentes en la feria, como Ana Mendieta. Y espero que podamos aumentar la marca española en los próximos años”.
