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ETFs, oro y small caps: ¿los nuevos bastiones de resistencia en los mercados?

El contexto posglobalización obliga a mirar más allá del oro o la deuda pública de máxima calidad.

Lingotes y monedas de oro GETTY

Los mercados ya no hablan solo de riesgo, sino de adaptabilidad. Cuando las cadenas globales de suministro crujen, las tensiones geopolíticas marcan la agenda y las políticas fiscales de los estados vuelven a ocupar titulares, las estrategias de inversión tradicionales pierden eficacia.

No es que el refugio haya desaparecido. Es que ha cambiado de sitio. Ya no basta con acudir a los refugios clásicos. El contexto posglobalización obliga a mirar más allá del oro o la deuda pública de máxima calidad.

El nuevo mapa de refugios financieros

La desglobalización ha puesto en cuestión la eficacia de estrategias de inversión basadas en una exposición internacional pasiva y diversificada. Según Capgemini, el 95% de los ejecutivos industriales sitúa la relocalización como prioridad estratégica frente al 69% en 2024. Esta reconfiguración ha activado flujos de capital hacia sectores antes secundarios.

Estados Unidos ha liderado esta transformación con medidas como la CHIPS & Science Act, que inyecta cientos de miles de millones de dólares para reindustrializar el país, asegurar la cadena de suministro y fortalecer sectores estratégicos como semiconductores, defensa y salud. En este contexto, las inversiones ligadas a la seguridad nacional y la resiliencia estructural ganan protagonismo.

Deloitte prevé que el sector global de semiconductores alcance los 697.000 millones de dólares en 2025, mientras que el gasto tecnológico total superará los 4,9 billones de dólares. Estos números reflejan no solo una apuesta por la innovación, sino por la independencia operativa en un entorno cada vez más proteccionista.

En paralelo, sectores como automatización industrial, ciberseguridad o energía están convirtiéndose en vehículos de defensa patrimonial. Empresas especializadas en construir redes eléctricas, asegurar infraestructuras digitales o fabricar equipamiento de defensa aparecen de forma recurrente en las carteras que buscan estabilidad con potencial de crecimiento.

Y no todo se reduce al equity. iCapital subraya que «el treasury de Estados Unidos sigue siendo el refugio por excelencia, y en euros su equivalente alemán también lo es, pero la acumulación de deuda ha reducido la oferta de activos libres de riesgo reales».

El oro se rearma como seguro tangible

La evolución del oro en 2025 es un caso paradigmático. Su cotización ha subido un 28 % desde enero, impulsada por la inestabilidad fiscal en Estados Unidos, la escalada en Oriente Medio y una renovada demanda de bancos centrales, que según Reuters ha acelerado sus compras como parte de una estrategia de desdolarización.

Más que una cobertura emocional, el oro vuelve a posicionarse como activo físico, no replicable, con demanda real en sectores industriales y joyería.

Este resurgimiento del oro se ve también en el comportamiento de los inversores institucionales, que lo consideran una reserva de valor frente a políticas monetarias impredecibles y posibles disrupciones financieras en un contexto cada vez más expuesto a shocks globales.

Defensa, logística y automatización: los nuevos sectores core

Los gigantes tecnológicos con poca deuda y alto margen siguen siendo parte del juego, pero con más matices. Las tecnológicas con fuerte peso de hardware, como fabricantes de chips, están expuestas a interrupciones en el suministro y choques regulatorios. En cambio, el software, el cloud y los servicios digitales locales salen reforzados.

Los activos reales, como autopistas o propiedades industriales, están ganando peso. No solo generan caja estable. También protegen frente a la inflación, sobre todo si tienen capacidad de fijar precios (el famoso «pricing power»). Este tipo de activos aguantan cuando los precios suben y la demanda sigue ahí.

Otra señal de cambio es el renovado interés por las small caps, especialmente aquellas con exposición local. Castigadas en ciclos anteriores por su menor tamaño y liquidez, ahora se revalorizan por su agilidad, bajo endeudamiento y desvinculación de cadenas globales inestables. Los ETFs especializados en pequeñas industriales o compañías logísticas se están posicionando como vehículos para capturar valor en mercados menos dependientes del comercio internacional.

La volatilidad ya no es una excepción. Por eso, mantener algo de liquidez en bonos a corto plazo, usar ETFs que cubran volatilidad o rebalancear la cartera con más frecuencia no es una muestra de aversión al riesgo.

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