Olvidarse de las personas
Por mucho que algunas veces quisieras, no estás solo en el mundo, así que no te olvides de las personas. Para conseguir tus metas necesitarás apoyo, amigos, compañeros, en definitiva, conexiones emocionales. Nadie es de piedra y tú tampoco.
Tratar de hacer las cosas
¿Qué es eso de “tratar”? Las cosas o se hacen o no se hacen, pero no se trata de hacerlas. Intentarlo es para fracasados. Las haces y si no salen, ahí ya sí que admitimos que lo intentes, pero en primera instancia tienes que ir a por todas.
Pensar demasiado
¿Para qué das tantas vueltas a las cosas? Todo el tiempo que gastes pensando, lo estarás perdiendo para actuar. Deja de dar mil vueltas alas cosas y ponte manos a la obra, no dejes escapar oportunidades por pensar demasiado.
Descuidar lo importante
Tu familia, tus amigos, tu salud… Triunfar no significa dejar de tener vida y, mucho menos, una vida sana, así que dedica tiempo a los tuyos y cuídate. Un buen negocio satisface, pero no tener salud ni compañía para celebrarlo es triste e innecesario.
Apagar los sentimientos
No se puede vivir al margen de los sentimientos. Por mucho que uno quiera, siempre habrá algo en la vida que nos toque la fibra sensible. Es más, sentir pasión, rabia, o cualquier otra cosa, es necesario para impulsarnos y motivarnos.
Tener sólo metas profesionales
Querer llegar a lo más alto a nivel profesional es totalmente respetable, pero no te olvides de tener metas a nivel personal. Cuando sales de la oficina tienes una vida que vivir y, a poder ser, has de hacerlo lo más feliz posible. No te olvides de soñar.
Pensar que te lo mereces todo
Nadie se merece todo porque sí, las cosas hay que ganárselas, así que deja de pensar en lo que mereces y empieza a trabajar para merecer todo lo bueno que consigas. El esfuerzo debe ser constante. Por lo general, nada cae del cielo.