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¿Qué estás leyendo? La curiosa manera que utilizan en Japón para que nadie sepa qué libro lees

En Japón, el proceso de compra no se limita simplemente a escoger un libro y pagarlo

Esta tradición de envolver libros se remontan a mediados del siglo XX. Fuente: X

Leer en la vía pública puede ser todo un reto. Algunos lectores aprovechan los trayectos largos en el transporte público o en las salas de espera durante un trámite administrativo, pero se enfrentan a las miradas de personas externas y pueden llegar a sentirse incómodos. Las miradas de reojo intentando descifrar los títulos o leer fragmentos. La sociedad japonesa ha encontrado una solución para mantener la privacidad de sus lecturas.

Esta práctica poco conocida fuera de la sociedad nipona se trata de cubrir la portada del libro con una fina capa de papel. El beneficio es, claro, mantener el anonimato de la lectura que responde a un mercado que respeta la privacidad individual y a una serie de particularidades sociales y culturales. 

En Japón, el proceso de compra no se limita simplemente a escoger un libro y pagarlo. En lugar de entregar el ejemplar en una bolsa, el empleado toma una hoja de papel liso y la utiliza para envolver cuidadosamente la portada del libro. Se asegura de cubrir por completo la cubierta y asegurar que no se vea ni el título ni el diseño. Así, el cliente se lleva un libro anónimo, protegido de miradas ajenas.

Esta tradición de envolver libros se remontan a mediados del siglo XX. En aquella época, ciertos tipos de lectura (como novelas románticas, cómics eróticos o revistas para adultos) se disfrutaban con discreción. En una sociedad donde la opinión pública y el juicio social tienen gran peso, muchos lectores preferían mantener en privado sus intereses, especialmente si estos se consideraban inapropiados o tabú. Por ello, los libreros comenzaron a ofrecer este servicio como un acto de cortesía hacia sus clientes.

El respeto por la privacidad y el deseo de no molestar a los demás es una característica muy presente en la cultura japonesa. En muchos aspectos de la vida diaria el silencio en espacios públicos, mantener el orden o evitar confrontaciones visibles los japoneses muestran una fuerte conciencia colectiva. Esta misma actitud se extiende al ámbito cultural, donde cubrir un libro con una funda discreta permite al lector disfrutar de su contenido sin temor a ser juzgado.

Además de mantener la privacidad es una forma de cuidar y proteger el ejemplar, ya que envuelto resiste mejor los roces con llaves u otros objetos y no se ensucia con facilidad, mitigando su desgaste.

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