
MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
¿Imagina una ciudad donde el eco de las fortunas transatlánticas aún resuena en sus calles empedradas, donde cada rincón guarda historias de sueños cumplidos y la arquitectura elegante refleja la ambición y el éxito de sus antiguos moradores? Un lugar donde la brisa marina no solo refresca el ambiente, sino que también transporta aromas y recuerdos del Caribe, fusionando mar y memoria en una experiencia única.
Esa ciudad es Lloret de Mar, un verdadero tesoro situado en la emblemática Costa Brava. Más allá de sus playas de arena dorada y sus vibrantes veranos turísticos, Lloret alberga un legado indiano fascinante que ha moldeado su identidad y belleza. Este legado se manifiesta en majestuosas mansiones modernistas, jardines exuberantes y una cultura local que honra las raíces de aquellos hombres y mujeres que hicieron fortuna al otro lado del Atlántico.
Cada año, esta herencia cobra vida con la esperada Feria de los Americanos, un evento que no solo es una celebración festiva, sino también una invitación para viajar al pasado y sumergirse en una época marcada por la aventura, la prosperidad y la transformación social.
La feria convierte a Lloret en un escenario donde el visitante puede revivir la historia, contemplar artesanías, degustar sabores tradicionales y dejarse envolver por la atmósfera de un tiempo en que el mundo parecía mucho más grande y lleno de posibilidades.
LOS AMERICANOS: PIONEROS DE UN SUEÑO TRANSOCEÁNICO
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, una parte importante de la población de Lloret de Mar, a menudo hijos de familias humildes, miró al horizonte en busca de una vida mejor. El Decreto de Libre Comercio de 1778, promulgado por el rey Carlos III, fue el impulso definitivo para que muchos se embarcaran en una audaz aventura hacia las colonias americanas.
Cuba, especialmente La Habana y Matanzas, así como Puerto Rico, Brasil y Argentina, fueron los destinos más elegidos para estos lloretenses, conocidos como ‘indianos’ o ‘americanos’. Trabajaron y vivieron durante años, sin perder nunca el contacto con sus raíces familiares.
La travesía no estaba exenta de peligros; algunos partían de polizones, soñando con escapar de la pobreza, y muchos no lograban alcanzar su objetivo, engullidos por el mar o la dura realidad del trópico. Sin embargo, unos pocos elegidos regresaron con fortunas difícilmente imaginables, convirtiéndose en hombres ricos y transformando por completo la fisonomía de su pueblo natal.
LA IMPERECEDERA HUELLA INDIANA EN LLORET DE MAR
El impacto de estos ‘americanos’ fue extraordinario. No solo se construyeron suntuosas mansiones en el paseo marítimo que recordaban los aires del Caribe, sino que también dedicaron parte de su riqueza a obras de beneficencia para la comunidad. Financiaron la construcción del hospital y las escuelas, y participaron activamente en la reconstrucción de la iglesia parroquial.
Para desentrañar este pasado glorioso, Lloret de Mar ofrece una ruta indiana que te guiará por sus puntos clave:
* Passeig Jacint Verdaguer: Este icónico paseo, hoy delimitado por palmeras y asomado al Mediterráneo, antaño fue el hogar de astilleros donde se construían los barcos que cruzaban el Atlántico. Los indianos, al regresar, lo transformaron en un hermoso paseo con palmeras, para recordarles las tierras que les trajeron fortuna y dar a Lloret un aire caribeño. El Ayuntamiento (Casa de la Vila), una obra de estilo neoclásico, también preside este paseo.
* Museo del Mar (Can Garriga): Ubicado en un extremo del Passeig Jacint Verdaguer, esta casa indiana, que perteneció a Enric Garriga, un constructor que se enriqueció en Cuba, es el lugar perfecto para sumergirse en los vínculos de Lloret con el mar y su historia indiana.
* Iglesia de Sant Romà: Esta iglesia del siglo XVI, que había quedado obsoleta, fue reformada por los indianos, quienes financiaron sus añadidos y decoración modernista, como las capillas del Santíssim y del Baptisme.
* Can Font: Construida en 1877 por el indiano Nicolau Font i Maig, esta magnífica vivienda modernista es hoy un museo que recrea la vida de un potentado de la época, con elementos originales y mobiliario de la época. Es la única casa indiana urbana visitable en Cataluña.
* Monasterio de Sant Pere del Bosc: Este antiguo monasterio benedictino del siglo X fue adquirido por Nicolau Font desde Cuba para evitar su desamortización y luego reformado por el prestigioso arquitecto Josep Puig i Cadafalch. Hoy es un lujoso establecimiento turístico de 5 estrellas.
* Cementerio Modernista: Un lugar que muestra el poderío económico de los indianos incluso más allá de la vida. Con sus ricos hipogeos y mausoleos, refleja la estratificación social de la época, incluyendo espacios para distintas clases sociales y para los no bautizados.
* Calle de las Viudas y las Doncellas: Un nombre curioso que evoca la situación habitual de las jóvenes y atractivas muchachas que se casaban con indianos maduros y regresaban como acaudaladas viudas, a menudo con cláusulas que les impedían volver a casarse.
* Jardines de Santa Clotilde: Una espectacular área verde de espíritu renacentista, legada por el marqués de Roviralta, Raúl Roviralta, en honor a su esposa fallecida, Clotilde Rocamora.
LA FERIA DE LOS AMERICANOS: UN TRIBUTO VIVO AL PASADO
La Feria de los Americanos es el corazón de esta celebración del legado indiano, una oportunidad única para vivir el espíritu caribeño en la Costa Brava. Este evento, que este año celebra su XII edición, se extiende del 10 al 15 de junio y transforma el Passeig Jacint Verdaguer y la Plaça de la Vila en un escenario vibrante.
La Feria ofrece un programa completo y diverso pensado para todos los públicos, donde la historia se entrelaza con la música, la gastronomía y el entretenimiento. Durante el evento, las calles de Lloret se transforman con una ambientación de elegante estilo colonial, llenándose de propuestas que invitan a descubrir, participar y disfrutar.
Entre las actividades más destacadas se encuentran un mercado de artesanía y productos de ultramar, que exhibe piezas únicas y sabores exóticos; demostraciones de antiguos oficios acompañadas de animaciones teatrales con personajes que transportan a los visitantes a la época indiana; y visitas guiadas que permiten conocer el patrimonio arquitectónico indiano presente en numerosos edificios del centro de la localidad.
La feria también ofrece degustaciones de ron y talleres de daiquiris, reflejo claro de la influencia caribeña en la cultura local. Además, los espectáculos y conciertos de música latina ponen ritmo y alegría en cada rincón, completando una experiencia cultural, festiva y sensorial que celebra el legado americano de Lloret de Mar.
La Feria de los Americanos es, en definitiva, una invitación a sumergirse en una época de aventuras, riqueza y transformación, que refuerza el vínculo cultural entre Lloret de Mar y el continente americano a través de una celebración festiva, educativa y sensorial.
