Viajar al espacio como lo hiciera en los años 60 el mismísimo Yuri Gagarin te costaría nada más y nada menos que 35 millones de dólares. Eso sí, esto no es como el que coge un avión y se va de vacaciones a Cancún, aquí necesitas un entrenamiento previo. La aventura espacial no es para cualquiera y no sólo por su precio.
En Kazajistán, concretamente en el Cosmódromo de Baikonur, los turistas espaciales emprenden su viaje destino a unos 350 kilómetros más arriba de la Tierra. Pero antes de pasar unos 10 días en la Estación Espacial Internacional (EEI), los viajeros tienen otro destino obligado durante cinco meses: la Ciudad de las Estrellas de Moscú.
En el famosos centro de entrenamiento se preparan para realizar todas sus funciones vitales como lo haría un astronauta cualquiera a fin de que el viaje resulte lo más seguro y placentero posible.
Desde Baikonur se lanzan cada año cuatro cohetes tripulados con tres personas a bordo cada uno, no obstante, hay más formas de tener contacto con el cohete y los astronautas a modo de turismo. Es sí, sin viaje al espacio.
Hasta el momento han sido pocos los afortunados que se han atrevido a pagar y embarcarse en semejante aventura. Se trata del ingeniero e inversor estadounidense Dennis Tito, que declaró a la vuelta de su aventura espacial estar encantado con el peculiar viaje.