Hay gestos que nos invitan a detenernos y a saborear el instante. Uno de ellos es descorchar una botella de Taittinger. Con una historia centenaria, esta bodega familiar elabora grandes champagnes, respetando al máximo la tradición y el cuidado de sus 288 hectáreas de viñedo propio, para demostrar que la excelencia no es un mito, sino una realidad. Porque el champagne no solo es perfecto para celebrar ocasiones especiales. Es también emoción, estilo de vida y, por su excelente calidad, un compañero gastronómico perfecto. En el corazón de esta filosofía, la bodega presenta sus etiquetas Taittinger Brut Réserve y Taittinger Prestige Rosé, dos iconos de la marca perfectos para cualquier ocasión.
El champagne Brut Réserve encarna la elegancia atemporal por su armonía y equilibrio. Con una crianza mínima de tres años en bodega, presenta en nariz aromas de fruta y brioche, notas de melocotón, flores blancas y un sutil toque de vainilla. En boca, es elegante, con sabores que evocan a la fruta fresca y a la miel, lo que le convierten en el maridaje ideal para realzar el sabor de mariscos y pescados. Para disfrutar de un aperitivo o acompañar un postre, el estilo de Taittinger Prestige Rosé es inconfundible. Con su color rosa brillante, sus aromas a frutos rojos y su sabor fresco, cautiva desde el primer instante. Un champagne para cada ocasión porque disfrutar de Taittinger es celebrar una forma de vivir.

Sofisticación y carácter
Taittinger Brut Réserve está elaborado a partir de un 60% de pinot noir y pinot meunier con un 40% de chardonnay. Una crianza mínima de tres años en bodega consigue que el vino alcance su máxima madurez aromática, dando como resultado un champagne armonioso y equilibrado.
