
Casas blancas y añil, surf, slowlife y molinos de viento en el pueblecito más pintoresco del sur de Portugal
MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Imagina que lo mejor de La Mancha –sus casitas blancas, sus molinos de viento, su vida pausada– aparece mágicamente transportado a una costa salvaje, bañado por el Atlántico y custodiado por acantilados vírgenes. No es un sueño, es Odeceixe, un pequeño pueblo pesquero del Algarve portugués que lo tiene todo para convertirse en el destino de tu próxima escapada.
Escondido entre la naturaleza imponente del Parque Natural del Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina, Odeceixe pertenece al municipio de Aljezur y representa la esencia más pura del Algarve: naturaleza virgen, vida de aldea, olas para surfistas y calma para los amantes del turismo sostenible.
Pasear por Odeceixe es como caminar por una postal viva. Sus calles estrechas y adoquinadas, salpicadas de casitas blancas con marcos en azul, verde o amarillo, conforman un paisaje urbano que invita a la contemplación. Todo gira en torno a la vida sencilla, el contacto con la naturaleza y el respeto por el tiempo.
En lo alto, un molino de viento del siglo XVIII, perfectamente conservado y aún en funcionamiento, observa desde su colina y regala las mejores vistas panorámicas del pueblo y su entorno. Una estampa que recuerda inevitablemente a los campos manchegos, pero con olor a salitre y brisa oceánica.
SURF, PISCINAS NATURALES Y UNA DE LAS MEJORES PLAYAS DE PORTUGAL
Pero si algo convierte a Odeceixe en un lugar único es su espectacular playa, una de las Siete Maravillas de Portugal en la categoría de Playas. En este arenal incomparable, el río Seixe desemboca en el océano, dibujando una frontera natural entre el Algarve y el Alentejo, y creando una doble experiencia acuática: aguas salvajes para surfistas por un lado, y tranquilas piscinas naturales de agua dulce y salada para las familias por otro.
No es casualidad que aquí se den cita surfistas de medio mundo, atraídos por una de las mejores olas del país. Pero tampoco es extraño ver a niños chapoteando entre las pozas que se forman con la marea. La convivencia entre aventura y descanso está garantizada.
Odeceixe no solo ofrece naturaleza y mar. Su iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, del siglo XV, habla de un pasado en el que la historia romana y medieval dejaron huella. También lo hacen sus tradiciones artesanas y su gastronomía, que combina lo mejor de mar y tierra: calderetas de pescado fresco, vinos locales, queso de cabra y miel de producción artesanal son solo algunos de los sabores que se pueden degustar en los cafés y restaurantes del pueblo.
CASAS DO MOINHO: DORMIR FRENTE A UN MOLINO, COMO EN UN CUENTO
Para quienes buscan una experiencia de alojamiento auténtica y en sintonía con el entorno, Casas do Moinho ofrece una propuesta perfecta: un conjunto de alojamientos sostenibles, distribuidos en antiguas casas de aldea, que celebran este año su 15º aniversario como pioneros del Turismo de Aldeia en el Algarve.
Con una filosofía centrada en el bienestar, la integración con la comunidad local y la calidad del descanso, estas casas tradicionales ofrecen todas las comodidades, incluyendo una piscina infinita con vistas directas al molino de Odeceixe. Una estampa difícil de olvidar.
Odeceixe es también un excelente punto de partida para explorar el Algarve más auténtico y desconocido. A menos de una hora en coche se encuentran los molinos históricos de Castro Marim u Odiaxere, así como rutas de senderismo, paseos en barco por el río y deportes acuáticos de todo tipo.
Quienes se aventuren más allá descubrirán que esta zona sur de Portugal sigue siendo uno de los pocos lugares de Europa donde el turismo convive con la naturaleza sin desbordarla, donde la belleza no ha sido domesticada y donde aún se vive al ritmo del viento.
Odeceixe, entre el Atlántico y los molinos, es ese rincón inesperado que combina el alma de La Mancha con la magia salvaje del Algarve. Un destino para desconectar… o reconectar.
