1. Templa los nervios como sea
Debes comenzar por relajarte: visualiza lo que quieres conseguir en la entrevista, mírate desde fuera como un triunfador, como alguien que va a comerse el mundo. Haz ejercicios de relajación, respiración… y si hace falta tómate una tila. Todo con tal de que los nervios no sean tu mayor enemigo.
2. Actitud, actitud y actitud
La actitud puede ser nuestra mejor carta de presentación, nuestro mejor currículum. Puede que no seas el mejor de los candidatos que pasan por el proceso de reclutamiento, pero… ¿y si eres el que muestra una mejor actitud? ¿Y si eres el más proactivo y seguro de sí mismo? Puede que dejen de lado otras características más técnicas para quedarse contigo.
3. Amabilidad, cordialidad, simpatía
Una entrevista de trabajo es algo serio, pero no rígido. Debes mostrar, como decimos, tu mejor cara: tu lado más agradable, cercano, extrovertido… Muéstrate tal y como eres, no hace falta que finjas. Eso sí, mantén la mirada al reclutador y sonríe. No tenses tus músculos y mantén una posición corporal y un lenguaje no verbal correctos.
4. Aspecto físico
Es importante que cuides este punto. No siempre es lo más importante pero recuerda lo mucho que cuenta una primera impresión. Tu ropa dice muchísimo de ti, de tu forma de ser, incluso de tu forma de pensar o trabajar. Proyecta con tu ropa lo que quieres transmitir a la empresa.
5. Sinceridad
Por favor, no mientas ni adornes. Procura ser sincero al 100%. ¿No sabes manejar un programa? No digas que sí, si te escogen va a ser peor… opta por una respuesta como: “No sé utilizarlo pero aprendo realmente rápido cualquier herramienta. En seguida podría hacerme con él y manejarlo a la perfección”.
6. Información
Por último, debes estar bien informado acerca de la empresa a la que estás postulando. Si te preguntan sobre algún proyecto suyo, sobre su cultura empresarial, y no sabes responder… te estás descartando automáticamente además de mostrar una faceta de ti totalmente desinteresada por el puesto.
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