Invierte en ti mismo
Si vas a invertir en cualquier cosa en las etapas iniciales de tu negocio, asegúrate primero de que estás invirtiendo en ti mismo. Contratar a un asesor, ir a clases de negocios, no parar de formarte… debes tratar de conseguir nuevas habilidades continuamente.
Lleva una vida saludable
La mayoría de los empresarios han caído en la trampa de centrarse únicamente en su negocio y dejar de lado su salud física. El famoso Richard Branson ha asegurado en varias ocasiones que su energía y vitalidad se deben a sus ejercicios diarios: su arma secreta.
Sencillez
“Cuando empecé, me pasé meses aprendiendo cómo optimizar LinkedIn. Me di cuenta de que era una red social de gran valor y que por lo general estaba poco utilizada para la cantidad de posibilidades que ofrece”. Es algo sencillo, al alcance de todos, algo obvio que muchas veces puede pasar de largo.
Medita
¿Aún no lo haces? Meditar mejora la claridad del cerebro, baja la tensión… Si te dedicas a los negocios vas a notar en seguida la cantidad de ventajas que aporta la meditación a nuestro día a día. Te ayudará a manejar el estrés y concentrarte.
Jamás te des por vencido
Cuando te das cuenta de que tu actitud y tu mentalidad son fundamentales para el éxito, sólo puedes ir “hacia arriba”. Aunque las cosas se pongan difíciles, cuando ves que nada sale como esperabas… ¡no te rindas! Llegará tu momento.
Las redes: algo vital
Tienes que intentar tener una red de contactos lo más amplia posible. No pares jamás de conocer gente, de interactuar con personas de tu sector… Es algo de lo más valioso en los negocios y en la vida en general.
Sé tú mismo
Utiliza tus diferencias para ganar valor en el mercado. Explota tu propia personalidad y no intentes asemejarte a nadie. Es bueno tener ciertos referentes pero mantener la esencia es vital.