Corría el año 325 cuando el emperador Constantino I convocó a unos 1.800 obispos del Imperio romano de la época en Nicea, en Asia Menor, una de las ciudades más importantes de la época, y donde se encontraba su palacio de verano, en el que sería el primer concilio de la iglesia católica. Para conmemorar los 1.700 años de la efeméride, las autoridades eclesiásticas estaban trabajando en la celebración de un gran encuentro ecuménico al que el papa Francisco tenía previsto acudir, pero que su enfermedad dejó en suspenso. Pero en un encuentro con periodistas celebrado el pasado lunes, el nuevo papa, el estadounidense León XIV, confirmó que se seguía trabajando en los preparativos del evento, lo que previsiblemente convertirá a la actual İznik en el destino de su primer viaje oficial.

Patrimonio griego y romano
Si tiene tiempo durante la celebración del encuentro, el nuevo papa podrá visitar una de las poblaciones de la actual Turquía con más patrimonio cultural. La ciudad fue fundada hacia el 316 a.C. por un general de Alejandro Magno y su ubicación, en uno de los valles más fértiles de la actual Turquía, la convirtió desde entonces en un populoso cruce de caminos. Bajo la posterior ocupación romana, Nicea, protegida por cinco kilómetros de murallas, reforzadas con cien torres, se convirtió en la metrópoli de la región de Bitinia.

El Teatro Romano, los baños o las murallas son los testigos imponentes de esa época de esplendor, pero no acaban ahí los atractivos de la ciudad. Son muy célebres sus cerámicas -hay numerosos talleres por toda la ciudad- o su playa de Bandera Azul del lago İznik, bordeada de puestos de comida y terrazas donde se sirven excelentes pescados y que, al atardecer, regala espectaculares puestas de sol. Un destino ideal para el primer viaje de León XIV.
