A estas alturas, de TikTok se pueden decir ya muchas cosas: sus más de 2.000 millones de descargas en fortísima progresión la convierten en una de las apps más populares del momento, que supera incluso a Instagram o a YouTube en países como Estados Unidos, Reino Unido o España y particularmente en los segmentos de edad más jóvenes.
Un repositorio de contenidos enlatados para ser convenientemente remezclados con vídeos creados por el propio usuario, una máquina de generar memes virales que hacen que cualquiera pueda sentirse como una estrella del rock, o coordinarse para, por ejemplo, hacer reservas y compras falsas y hundir un mitin o la tienda de merchandising de Donald Trump.
Y hasta aquí, todo muy bien: si la criticas, inmediatamente alguien te dirá que lo haces “porque eres demasiado mayor y no la entiendes”, que los jóvenes tienen otros criterios diferentes a los tuyos. Pero además de esos posibles criterios que los jóvenes pueden, efectivamente, tener… ¿qué es TikTok? ¿Cómo son de fiables esos supuestos criterios de los jóvenes?
Hace ahora un año, publiqué un artículo en Forbes en el que calificaba a la red social china de completamente irresponsable, y parece que los análisis que se van publicando sobre ella no me dejan en muy mal lugar: el ejército norteamericano prohíbe su uso a sus tropas y la califica como una amenaza a la ciberseguridad. La empresa israelí de ciberseguridad Check Point le dedica uno de sus análisis y concluye igualmente que tiene puertas traseras, vulnerabilidades importantes y grandes problemas generales de seguridad. El gobierno norteamericano también la somete a revisión. El CEO y cofundador de Reddit, Steve Huffman, afirma que es una app “fundamentalmente parasítica que siempre está escuchando” y recomienda claramente “no instalar ese spyware en tu teléfono”. Varios grupos de defensa de los menores afirman que supone un claro riesgo para los niños. Apple afirma que ha pillado a TikTok utilizando mecanismos de captura del portapapeles para espiar a millones de usuarios. Otras investigaciones revelan que sus criterios de censura de contenidos vienen marcados por el gobierno chino o que responden a patrones discriminatorios. Un experto en ciberseguridad que ha practicado ingeniería inversa a la app avisa que mejor mantenerse alejado de ella. Decididamente, no hay que buscar mucho para encontrar información que califique a TikTok como algo profundamente preocupante. Y sin embargo, ahí sigue, en progresión imparable, convirtiéndose en una auténtica bomba de tiempo.
¿Qué lleva a tantas personas e instituciones a criticar una app aparentemente inocente, con acusaciones tan serias e importantes? ¿Somos todos los que criticamos a TikTok una panda de inadaptados, de vejestorios o de exagerados que no nos enteramos de nada? ¿O habrá algo más?
¿De qué estamos hablando? Lisa y llanamente, de una compañía irresponsable. Pero no simplemente por descuido, por error o por omisión: hablamos de una irresponsabilidad profunda y patente, de una filosofía centrada en la captura constante de todo tipo de datos del usuario, del terminal que usa, de sus patrones de conducta… el tipo de app que cabría esperar de una empresa china que opera en China y que, simplemente, adapta estéticamente su producto –o ni eso– para ofrecerlo a Occidente, con los mismos criterios y filosofía que aplica en el mercado chino. Una app, decididamente, poco recomendable, capaz de crear pautas de comportamiento verdaderamente siniestras y preocupantes tanto en niños como en adultos, con un sistema de recomendación de contenidos verdaderamente peligroso. Y todo ello, ahora, bajo la benévola apariencia de un CEO occidental con experiencia en una compañía como Disney.
Toda herramienta puede sublimarse para que sirva para casi cualquier cosa. Muchos jóvenes y no tan jóvenes que usan TikTok hoy la consideran un divertimento, una moda, una forma de expresarse públicamente, o hasta un vehículo para el activismo. Pero no es eso, o al menos, no es solo eso. Es un peligro, por puro diseño. Es la aplicación de la filosofía china en internet –queremos verlo todo, saberlo todo, analizarlo todo sin límite de ningún tipo– a un mundo occidental en el que, aparentemente, pretendíamos poner algún tipo de límites a ello. Si ahora, tras la experiencia de muchos años, criticamos fuertemente a Facebook y hasta la amenazamos con boicots, esperad a que veamos y entendamos de verdad TikTok: es infinitamente peor.
TikTok es irresponsabilidad en su estado más puro, bajo una apariencia supuestamente inocente. Soy profesor de innovación desde hace treinta años, estoy muy acostumbrado a probarlo todo y a evaluarlo todo. No tengo ninguna manía hacia China, un país que estudio con mucha curiosidad, ni intereses en ninguna compañía competidora, ni nada más que los resultados de mi análisis, de mi experiencia y de otros análisis que veo. Llevo tiempo diciéndolo, y todo lo que voy viendo y leyendo me reafirma en ello. Es un problema existencial, de la propia concepción y esencia de la compañía y de la cultura que tiene detrás. De verdad… mejor lejos. Que nadie diga que no he avisado.
*Artículo publicado originalmente en Forbes América por el profesor Enrique Dans.
Enrique Dans es Profesor de Innovación en IE Business School desde el año 1990. Tras licenciarse en Ciencias Biológicas por la Universidade de Santiago de Compostela, cursó un MBA en el Instituto de Empresa, se doctoró (Ph.D.) entre 1996 y 2000 en Sistemas de Información en UCLA, y desarrolló estudios postdoctorales en Harvard Business School. En su trabajo como investigador, divulgador y asesor estudia los efectos de la innovación tecnológica sobre las personas, las empresas y la sociedad en su conjunto.