La administración Trump ha determinado que Estados Unidos debe asegurarse una posición como líder mundial en inteligencia artificial (IA) «para promover el desarrollo humano, la competitividad económica y la seguridad nacional», según la Orden Ejecutiva presidencial del 23 de enero de 2025. Las principales empresas tecnológicas del mundo, como Google, Microsoft, Amazon y otras, han apostado por la IA y están compitiendo por construir los modelos más sofisticados. También han identificado el hecho de que van a necesitar electricidad, mucha electricidad.
Los primeros avances han demostrado que la IA requiere mucha más energía que la informática tradicional. De hecho, se prevé que los centros de datos mundiales consuman más energía que el país nipón en 2030, lo que ha llevado a las empresas a invertir en sus propias fuentes de energía para evitar posibles ‘cuellos de botella’ en el suministro. Esto ha empujado a las tecnológicas privadas a entrar en el sector del suministro energético, y Google incluso está presionando para tener su propio reactor nuclear. Las localidades que puedan proporcionar la energía más barata y abundante y, al mismo tiempo, posean un capital humano experto en tecnología para los centros de datos y las empresas tecnológicas tendrán una gran ventaja.

Los gobiernos intentan aprovechar la inversión en IA para acelerar el desarrollo social y económico y pasar al siguiente nivel de desarrollo económico. Aunque a algunos observadores les preocupa que el crecimiento de la IA pueda ampliar la brecha entre el mundo desarrollado y los mercados emergentes, también brinda una oportunidad para que los países en desarrollo con abundantes recursos energéticos avancen tecnológicamente. Pocas regiones están mejor preparadas para aprovechar este auge del uranio y la IA que el mayor exportador de uranio del mundo: Kazajstán.
El suministro de uranio de Kazajstán
La carrera hacia el futuro de la IA está transformando la geopolítica. En Kazajstán, que limita con Rusia y China, la IA está contribuyendo a impulsar una reorientación geopolítica hacia Occidente. No se trata sólo de disuadir a sus vecinos, sino también de que el auge de la IA no aparte a Kazajstán del desarrollo mundial.
Kazajstán pretende utilizar sus abundantes recursos energéticos locales para hacer de la IA una prioridad de desarrollo. La estrategia de Astana pasa específicamente por aprovechar en beneficio del país su consolidada posición como mayor proveedor mundial de mineral de uranio. Kazajstán produjo entre 21.000 y 22.500 tU en 2024 y prevé aumentar la producción a entre 25.000 y 26.500 tU en 2025. Las reservas de uranio del país y su creciente producción lo han convertido en un eje de la cadena mundial de suministro de uranio. Esta condición clave no se debe únicamente al suministro total, ya que otros productores notables de uranio de Asia Central, especialmente Uzbekistán, deben atravesar Kazajstán para exportar su uranio.
Las potencias mundiales, incluidos los dos gigantes vecinos del país, reconocen esta posición y están deseosas de participar en el desarrollo de su industria nuclear civil. Kazatomprom, la empresa nuclear estatal kazaja, que cotiza en la bolsa de Londres, ha firmado acuerdos de empresa conjunta con Rusia y China, así como con Canadá, Francia y Japón. La culminación de esta cooperación serán las nuevas centrales nucleares civiles de Kazajstán. El rápido aumento de la demanda china de energía nuclear libre de emisiones y la relación histórica de Rusia con Astana en el sector nuclear sitúan a ambos en una posición ventajosa para seguir participando a pesar del decidido giro de Kazajstán hacia Occidente.
Occidente puede mitigar esta situación aprovechando su capacidad para facilitar el desarrollo de la cadena de suministro local de combustible nuclear mediante la inversión y la transferencia de tecnología, con lo que la cadena de suministro arraigada en Kazajstán iría más allá de la extracción de mineral. Además, las empresas nucleares y de IA occidentales pueden integrarse con sus homólogas kazajas, invirtiendo en centros de datos localizados y en más asociaciones con empresas locales.
Desde la perspectiva de Estados Unidos, establecer relaciones con países capaces de suministrar uranio será fundamental, ya que la energía nuclear es cada vez más necesaria para satisfacer las necesidades energéticas que requiere el desarrollo de la IA. Tras la orden de 2024 de la administración Biden de comenzar a desprenderse de los suministros rusos de uranio, que representaban el 35% de las importaciones estadounidenses de combustible nuclear, Estados Unidos se enfrenta a una escasez. Los esfuerzos estadounidenses para construir una nueva cadena de suministro de combustible nuclear son esenciales para competir en el escenario tecnológico moderno de forma viable y, por este motivo, deben acelerarse.
IA en Almaty
Además de disponer de los medios para impulsar la infraestructura necesaria para el desarrollo de la IA, Kazajstán está tomando la delantera en Asia Central en el desarrollo de la base de talento y tecnología necesaria para sustentar una industria tan avanzada. El país ha imitado durante mucho tiempo los modelos educativos occidentales y se ha centrado en el desarrollo del capital humano. La IA es ahora una parte obligatoria de la educación superior en el país, y se ha introducido en el plan de estudios nacional. Se trata de un paso con visión de futuro que ni siquiera Estados Unidos ha dado todavía, y que sirve también como prueba adicional de la creciente orientación de Kazajstán hacia Estados Unidos.
La cumbre AlmatyFair.ai, celebrada del 28 al 30 de marzo de 2025, reunió a empresas kazajas de IA de alto rendimiento para mostrar su trabajo. Entre las tecnologías presentadas estaba KazLLM, un gran modelo lingüístico entrenado en kazajo, que permite a los profesionales de las industrias de TI utilizar un modelo entrenado en el idioma local para crear software mejorado con IA que pueda adaptarse mejor a los usuarios de Kazajistán. Alem.ai es el esfuerzo del país por impulsar su base de talento y capital. Su objetivo es formar a 10.000 especialistas, poner en marcha cien nuevas empresas y diez proyectos de investigación para garantizar que Kazajstán se convierta en un centro en el que los inversores puedan desarrollar IA avanzada con confianza. En la cumbre KazLLM también se presentaron iniciativas de innovación en TI ya existentes, como los Centros de Innovación de Asia Central, una iniciativa privada que reúne el Centro Astana de Kazajistán y el Parque de TI de Uzbekistán para promover, incubar e invertir en empresas emergentes de toda Asia Central.

Estos avances no solo repercutirán en el resto de Asia Central, sino que también están atrayendo la atención de los líderes mundiales en el ámbito de la IA. Por ejemplo, la cohorte más reciente de Google de su Cloud AI Accelerator seleccionó a dos startups kazajas, Alma y Cerebra, de entre las quince de toda la cohorte, mientras que otras empresas tecnológicas como Telegram y TikTok ya operan en el Astana Hub. Además, GK Hyperscale Ltd. de Singapur invirtió 1.500 millones de dólares en la construcción del mayor centro de datos de Asia Central.
El papel de Kazajstán en la carrera mundial de la IA
Mientras las empresas más influyentes del mundo compiten por aumentar sus capacidades de IA, Kazajstán se está preparando para subirse a la ola del renacimiento nuclear y la revolución de la IA impulsando su producción de uranio e invirtiendo en educación de categoría mundial, desarrollando la energía nuclear y su propia industria de TI. Los objetivos de Astana fueron esbozados por el presidente Kassym-Jomart Tokayev en un reciente discurso a los investigadores del país sobre la importancia de la tecnología nuclear y la IA.
Ahora es el momento de que las empresas e inversores estadounidenses den un paso al frente y compitan con las empresas rusas y chinas, que ya están presentes en ambos espacios en la región. Para asegurar su liderazgo mundial en IA, tiene sentido que las empresas estadounidenses refuercen su cooperación con Kazajstán para facilitar las inversiones privadas y las asociaciones en las industrias del uranio y la tecnología.
