‘¿Están perdiendo su audiencia los periódicos?’,esta pregunta se hacía en portada la edición de febrerode 1989 de ‘Forbes’.
En aquellos días aún nohabía estallado la revolución de Internet, con todolo bueno y lo malo que conllevaría para los mediosde comunicación tradicionales, especialmente parala prensa escrita. Sin necesidad de esa irrupcióntecnológica, la propia sociedad marcaba otros ritmosen lo referente a sus inquietudes sociales.
Losdesengaños políticos, arrastrados y engrosadosdesde los días del escándalo Watergate, hicieron que el lector medio fuese perdiendo su interés porunos periódicos cada vez más controlados por losintereses políticos y económicos.