En las salas de juntas y oficinas centrales, existe el mito arraigado de que el éxito exige sacrificios, y el sueño suele ser lo primero que se recorta. Afortunadamente, estoy empezando a ver ese cambio de mentalidad y me enorgullece formar parte del creciente movimiento de directores generales que dan prioridad a su sueño y animan a otros a hacer lo mismo. Los mejores líderes que conozco se han dado cuenta de que el arma secreta para alcanzar el máximo rendimiento no es otro truco de productividad, sino dormir.
El motor silencioso del pensamiento estratégico
Los estudios demuestran que la falta de sueño afecta a la corteza prefrontal, la parte del cerebro responsable de la toma de decisiones, la resolución de problemas y la innovación. Dormir lo suficiente puede ayudar a los líderes a tomar decisiones más rápidas y precisas, a mantenerse al frente de proyectos complejos y a crear culturas que retengan a los mejores talentos. En pocas palabras, el sueño nos ayuda a rendir al máximo.
Cuando el sueño se ve comprometido, las consecuencias pueden ser inmediatas y perjudiciales. La falta de sueño puede afectar al juicio y aumentar la impulsividad, rasgos desastrosos para cualquiera que ocupe un puesto de liderazgo. También puede afectar negativamente a la regulación emocional, provocando una toma de decisiones más reactiva y menos estratégica.
La rentabilidad del descanso
El sueño no es sólo una cuestión de bienestar personal: puede ser un factor clave para el éxito y la rentabilidad de las empresas. De hecho, las investigaciones indican que la economía estadounidense pierde cientos de miles de millones de dólares al año debido a las pérdidas de productividad relacionadas con el sueño. Los empleados con falta de sueño son más propensos a cometer errores, a tomar decisiones más lentamente y a reducir su productividad.
Sin embargo, cuando los líderes modelan y priorizan el sueño, pueden crear un efecto dominó que potencie equipos más sanos. A cambio, los líderes también pueden recibir ideas más agudas, estrategias más sólidas y una ejecución más rápida. Dormir es una forma sencilla pero poderosa de fomentar una cultura de bienestar de alta energía que respalde el éxito empresarial. En lo que a mí respecta, el sueño es una ventaja competitiva que se pasa por alto en los despiadados mercados actuales.
El sueño como estrategia empresarial: cuatro técnicas probadas por directores ejecutivos
Si quieres mejorar tus hábitos de sueño, empieza por reconocer la necesidad de equilibrio. He aquí unos sencillos pasos que yo sigo para optimizar mi propio sueño:
- Cuida tu tiempo de relajación. Programa tu rutina diaria con el mismo rigor que una reunión con un cliente o una junta directiva. Yo soy estricto con mi límite de tiempo digital y cambio el portátil por un libro antes de dormir.
- No tomes café después del mediodía. No es ningún secreto que, para la mayoría de la gente, la cafeína puede alterar el ciclo del sueño. Córtala después de comer y, en su lugar, ve al dispensador de agua.
- Revaloriza el sueño como un activo. Habla del sueño ante tu equipo directivo y tus empleados. Se el ejemplo que les dé permiso para proteger su importancia.
- La higiene tecnológica es importante. Deja el teléfono fuera del dormitorio. Tu próxima idea del millón de dólares no no surgirá del doomscrolling (consumo en exceso de noticias negativas o perturbadoras, de forma compulsiva y sin control).
Los líderes que duermen bien construyen empresas ganadoras
En una época de agotamiento, he descubierto que los líderes que dan prioridad al sueño suelen estar más sanos, son más agudos, más resistentes y más innovadores. Consideremos el caso de una importante magnate de los medios de comunicación que admitió públicamente que su empresa empezó a florecer después de que ella descansara bien. Dormir no es un capricho personal; es una palanca estratégica para el éxito empresarial sostenible.
Así que, la próxima vez que te plantees dormir hasta tarde, pregúntate: ¿Estoy trabajando realmente más? ¿O sólo estoy reduciendo mi ventaja competitiva?
Los CEO inteligentes duermen. Porque cuando se descansa bien, se dirige mejor.