¿Por qué puede fallar el liderazgo?
Los líderes son ante todo personas y, como todo aquel que tiene boca, también se equivocan. El liderazgo puede mantenerse toda la vida o derrumbarse más rápido que canta un gallo. Para evitar que pase esto último, es importante saber detectar a tiempo las carencias y los errores y ponerles solución. ¿Y qué situaciones son esas? A continuación te exponemos 5 de ellas recogidas por Richard McLemore, BDC Regional Manager de Oracle en Canadá.
¿Por qué puede fallar el liderazgo?
Cambio de enfoque Si la manera de ver las cosas de un líder cambia, puede que pierda de vista cosas que eran clave en su liderazgo. El cambio de tercio puede producirse de muchas maneras, entre ellas el exceso de presión que trae consigo el liderazgo o el afán por encargarse de todo y no delegar. El foco de un líder tiene que poderse escribir en pocas palabras.
¿Por qué puede fallar el liderazgo?
Mala comunicación En la mayoría de las ocasiones, la mala comunicación es inherente al punto anterior. Un líder debe comunicar a los demás su nueva visión y esto le llevará su tiempo, no debe creer en que los demás son adivinos y sabrán qué es exactamente lo que piensa o quiere en cada momento. Es muy importante informar a los demás correctamente.
¿Por qué puede fallar el liderazgo?
Miedo al fracaso Un líder siempre busca el éxito, pero a veces, esa búsqueda incesante de la excelencia puede hacerle caer en la inseguridad y en una exagerada incertidumbre. Es en ese momento en el que el deseo de éxito se convierte en miedo al fracaso y el pulso tiembla a la hora de tomar decisiones, innovar o arriesgar.
¿Por qué puede fallar el liderazgo?
Cuestionamiento de la integridad personal Es una disputa interna molesta para sufrirla y difícil para asumirla. Cuando el pensamiento de un líder se ve, o puede verse, contradicho por su trabajo, el miedo a que se cuestionen sus valores puede provocar situaciones de inseguridad o bloqueo que hagan a los demás cuestionar su credibilidad como líder.
¿Por qué puede fallar el liderazgo?
Falta de gratificación Para un líder, serlo no tiene que ser una carga, sino, más bien, un premio. Si el trabajo que hace y lo que consigue no le motiva como para seguir siendo líder, debería plantearse por qué piensa así. Recordar cuál era su motivación cuando comenzó en el camino del liderazgo puede ayudar a cualquier líder a valorar su descontento.
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