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He tenido una idea: las gafas de sol

Aunque algunos dicen que su origen se remonta a la antigua Roma y a Nerón, su emperador más despótico y caprichoso. Otros que las inventaron los esquimales para evitar la fuerza del sol sobre la nieve. Y otros que la idea y uso surgió en la China imperial del siglo XIII: los jueces utilizaban unos cristales ahumados que impedían transmitir cualquier inquietud o duda y reforzaban su imparcialidad.

Ya no sería hasta pasados un par de siglos cuando se conociera cierta utilidad dada en la Italia del Renacimiento a cristales oscuros que buscaban mejorar la visión. A finales del siglo XVIII se le pusieron patillas a las gafas, algo que se tendrá en cuenta unos doscientos años después para la producción en serie de las primeras sunglasses modernas.

En 1929, el norteamericano Sam Foster, fundador y de la Foster Grant Company, ponía en circulación su primer par de gafas de sol para alborozo de los receptivos habitantes de Nueva Jersey. Las estrellas más famosas de Hollywood las hicieron suyas poco tiempo después, hasta el punto de hacerse indispensables como elegante complemento de moda. Las Foster Grants fueron pioneras de un segmento que no ha parado de evolucionar y crecer. ¿Quién no quiere protegerse del sol al tiempo que parece más atractivo y enigmático?

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