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Olvídate de la campana. Bolsa 24 horas al día 5 días a la semana

Ya no hay que esperar a que suene la campana de apertura para reaccionar a una noticia de última hora o a un evento geopolítico inesperado.

Si el mercado ya es lo suficientemente volátil, ahora habrá que estar aún más atentos, porque la próxima fase del juego está a punto de acelerar el ritmo. Nasdaq quiere operar las 24 horas del día, cinco días a la semana. Sin pausas. Sin el cierre tradicional que marcaba el ritmo de Wall Street desde hace décadas.

Un mundo donde las bolsas nunca duermen está más cerca de lo que muchos inversores imaginaban, y eso tiene implicaciones mucho mayores de lo que parece a simple vista. Y más ahora, cuando la liquidez se está evaporando y el mercado se encuentra sometido a una gran presión.

Un cambio estructural en el peor momento para el mercado

Los mercados han pasado de la euforia a la preocupación en un abrir y cerrar de ojos. El S&P 500 ha perdido un 9% desde sus máximos de febrero, el Nasdaq 100 ha caído un 12% y el índice Bloomberg Magnificent Seven, que reúne a las grandes estrellas de la inteligencia artificial, se ha desplomado un 20% desde diciembre. Lo que comenzó como una leve corrección en las acciones tecnológicas ha evolucionado en una venta masiva que ha afectado a todos los sectores.

Y ahora, en medio de este panorama, Nasdaq ha anunciado su intención de lanzar el trading ininterrumpido. Una medida que responde al creciente interés de inversores minoristas e internacionales que buscan un acceso más flexible al mercado estadounidense. No es solo un capricho tecnológico, sino una evolución natural de un mercado que ya no se rige por horarios fijos. En la última década, las tenencias extranjeras de acciones estadounidenses casi se han duplicado, alcanzando los 17 billones de dólares en junio de 2024. La demanda está ahí y las bolsas quieren capitalizarla.

Pero hay un problema. El mercado actual ya se está tambaleando y los operadores están reduciendo exposición en activos de riesgo. La caída post-Trump ya está en marcha. Lo que comenzó como un rebote tras las elecciones se ha convertido en un dolor de cabeza para Wall Street, donde los fondos de cobertura y los gestores de activos han pasado de ser compradores a vendedores netos. La expectativa de una política pro-crecimiento ha quedado relegada por el temor a una guerra comercial más intensa, un dólar debilitado y una Reserva Federal que no está dispuesta a intervenir con la rapidez que muchos esperaban.

El desafío de un mercado sin pausas

Para los inversores individuales, la posibilidad de comprar y vender acciones en cualquier momento puede sonar atractiva. Ya no hay que esperar a que suene la campana de apertura para reaccionar a una noticia de última hora o a un evento geopolítico inesperado. Pero el otro lado de la moneda es que esto también elimina un factor crucial en los mercados. Las pausas permiten absorber información, recalibrar estrategias y evitar decisiones impulsivas que pueden amplificar movimientos de mercado.

Los antecedentes en otros mercados pueden ofrecer pistas sobre lo que podría ocurrir. En el sector de las criptomonedas, donde el trading es ininterrumpido, los movimientos extremos son frecuentes. Bitcoin, por ejemplo, ha registrado caídas de más del 20% en pocas horas durante sesiones nocturnas de baja liquidez. Si algo similar ocurre en el mercado de valores, los efectos podrían ser aún más pronunciados.

Nasdaq y NYSE han permitido la operativa fuera del horario regular durante años, pero hasta ahora ha sido un segmento limitado con volúmenes reducidos. Ahora, al convertir esta modalidad en la norma, las reglas del juego cambiarán de manera significativa. Plataformas como Robinhood e Interactive Brokers ya ofrecen sesiones extendidas, aunque con spreads más amplios y costos de transacción más elevados debido a la menor liquidez. La pregunta es si la adopción masiva del trading 24 horas logrará atraer suficiente volumen para evitar estos problemas o si, por el contrario, aumentará el riesgo de movimientos erráticos.

Preguntas abiertas y riesgos por resolver

Si bien Nasdaq ya ha iniciado conversaciones con la SEC para obtener la aprobación regulatoria y espera implementar la medida en la segunda mitad de 2026, aún hay cuestiones fundamentales sin resolver. ¿Cómo se distribuirá la liquidez cuando la actividad se extienda a lo largo de toda la jornada? ¿Cómo afectará esto a la formación de precios si los volúmenes nocturnos siguen siendo bajos? ¿Cómo se adaptarán los modelos de inversión algorítmica y el trading de alta frecuencia a este nuevo entorno sin pausas?

La liquidez es una de las principales preocupaciones. A pesar de la creciente participación minorista, buena parte del volumen en el mercado sigue dependiendo de grandes fondos y algoritmos institucionales que operan en base a modelos que consideran, entre otras cosas, la estructura actual del mercado. Si Nasdaq logra que más jugadores participen en esta nueva dinámica, el sistema podría funcionar. Pero si los volúmenes siguen concentrados en ciertas franjas horarias, los riesgos de manipulación y movimientos erráticos aumentarán.

Otro gran reto es la transparencia. En los mercados actuales, las pausas y los horarios de apertura y cierre funcionan como puntos de referencia. Si se eliminan estas barreras, los inversores deberán adaptarse a un entorno donde los precios pueden fluctuar de manera impredecible a cualquier hora del día o de la noche.

La posibilidad de operar las 24 horas puede parecer atractiva, pero también puede ser una trampa para quienes no estén preparados para manejar las complejidades de un entorno que nunca descansa. La gran pregunta en estos momentos es si la apertura 24 horas ofrecerá más oportunidades o simplemente hará que las caídas sean más rápidas y profundas.

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