Para empezar, y aunque suene mal, en gran parte de las empresas hay una o varias personas que destacan sobre el resto gracias (o por culpa) de la buenísima relación que tienen con el jefe. Y esto, según muchos expertos, no debería ser así porque se crean diferencias claras entre los empleados con la consiguiente ruptura del buen ambiente laboral.
Pero eso es lo cierto en muchos casos empresariales, ya que siempre suele haber alguien que por sus cualidades destaca sobre el resto. Y es que esas personas no han logrado esa fluida relación de la noche a la mañana o sin mérito alguno (o al menos así debería ser).
Entonces, ¿qué características tienen esos empleados? Los responsables de una empresa buscan personas que ofrezcan soluciones, no problemas. Que sean proactivas, trabajadoras y que den resultados. Y por eso estrechan la relación y dejan a su lado a las personas que cumplen estas características.
Pero estar en esa posición también tiene ciertas cosas malas. Por ejemplo: una carga excesiva de trabajo debido a la confianza que se deposita en esa persona. Puede que el “favorito” del jefe, al contrario de lo que pueda parecer, no disfrute de un horario flexible o de ventajas sobre el resto, sino de un gran volumen de trabajo por no delegar en nadie más.