Opinión Baruc Corazón

Del capitalismo del dato a la revolución de la conciencia: el nuevo equilibrio de poder

El nuevo capitalismo de lo intangible se alimenta de datos, la nueva fuente de riqueza, y vende valores, el nuevo vector de atracción.

En 2021, publiqué el ensayo “NoDiseño: propuesta para una Nueva Creatividad”, donde
auguraba una evolución del capitalismo que trasladaría su fuente de riqueza de lo material a lo virtual. Hoy, esta predicción es una realidad evidente en el sector financiero y en la emergencia de una nueva industria basada en el dato, con corporaciones tecnológicas
dominando los mercados de valores y los centros de poder. Desde la perspectiva del usuario, este paso de lo tangible a lo intangible ha generado una nueva demanda de valores intangibles en los productos y servicios. La sostenibilidad, el comercio justo, la calidad artesanal, la trazabilidad y la circularidad se han convertido en factores determinantes de compra. Lo vemos reflejado en el auge del Fair Trade, el crecimiento exponencial del mercado de segunda mano y plataformas de reventa como The RealReal, Vestiaire Collective y Vinted, así como en el impulso de modelos de negocio basados en la economía circular, como el alquiler y la moda regenerativa.

El nuevo capitalismo de lo intangible se alimenta de datos, la nueva fuente de riqueza, y
vende valores, el nuevo vector de atracción.
Por ello, hablo de la revolución del dato y la
revolución de la conciencia, dos caras de la misma moneda.


La expansión del mercado de la conciencia

Tres años después, esta transformación se ha materializado de múltiples maneras. El auge
del mercado de la conciencia es innegable:

  • El wellness es una de las industrias de más rápido crecimiento, con un valor
  • proyectado de 7 billones de dólares para 2025 según el Global Wellness Institute.
  • Prácticas como mindfulness, yoga, crecimiento personal, meditación y
  • terapias alternativas han dejado de ser nichos y se han convertido en sectores de
  • expansión masiva.
  • En el ámbito empresarial, movimientos como el capitalismo consciente y el
  • liderazgo consciente han reformulado la cultura corporativa. Empresas con
  • certificaciones como B Corp y modelos de triple impacto están impulsando
  • estrategias que buscan minimizar el daño y maximizar el valor positivo en el
  • ecosistema, tanto ambiental como social.
  • El auge de las marcas con propósito ha llevado a un cambio en el consumo: el
  • 73% de los consumidores globales afirma que cambiaría su comportamiento de
  • compra para reducir su impacto ambiental, según un estudio de Nielsen.

Pero, tal como explica la Teoría U del MIT, todo cambio de paradigma genera una reacción
contraria. La historia nos muestra que todo modelo emergente desafía el statu quo y
provoca la activación de mecanismos de resistencia que pueden tomar diversas formas.


Evasión, negacionismo y el poder del dato

Cuando la humanidad enfrenta una transformación profunda, la primera reacción suele ser la evasión. Según la Teoría U, esta resistencia se traduce en ausentismo, evitando el
cambio mediante distracciones.
Y aquí es donde entra en juego una nueva convergencia
entre la industria de la evasión y la industria del dato.

Las plataformas digitales no solo captan nuestra atención, sino que buscan mantenernos
atrapados para extraer nuestro activo más valioso: los datos.

  • El mercado de la atención ya supera los 500.000 millones de dólares, y el
    tiempo que pasamos en plataformas como TikTok, YouTube o Instagram es su
    principal fuente de monetización.
  • La economía de suscripción (Netflix, Spotify, gaming) ha evolucionado de ofrecer
    entretenimiento a ser una forma de retención constante.
  • El metaverso y la realidad aumentada prometen una inmersión aún mayor en
    entornos diseñados para absorber la atención del usuario.


Como advierte Shoshana Zuboff en «The Age of Surveillance Capitalism», las empresas
tecnológicas han trascendido fronteras y alcanzado niveles de poder sin precedentes,
influyendo incluso en las más altas esferas gubernamentales, como estamos viendo en
Estados Unidos con el lobby de los gigantes tecnológicos.

Si la respuesta pasiva al cambio es la evasión, la respuesta activa es el negacionismo.
Esta tendencia ha sido un aliado perfecto para el capitalismo de vigilancia, que se nutre
de la desinformación y la polarización para consolidar sus nuevas estructuras de poder.
Desde el escepticismo climático hasta el rechazo a los valores progresistas, el
negacionismo ha crecido en paralelo a la revolución de la conciencia, demostrando que
cada tendencia genera inevitablemente su propia contrarreacción.

En este contexto, la pregunta clave es: ¿cómo equilibrar este péndulo entre conciencia
y resistencia?

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