“Este será un año decisivo para la IA”, dijo Mark Zuckerberg en su blog de Facebook el mes pasado, promocionando su plan de invertir 65 mil millones de dólares en 2025, la mayor parte en apoyo del crecimiento de las capacidades de IA de Meta y la construcción de su modelo Llama 4.
El centro de estos esfuerzos parece estar en 2250 acres de tierras agrícolas planas en el noreste de Luisiana, donde Meta ha comenzado a trabajar en un proyecto de centro de datos de 10 mil millones de dólares. Este, el más grande de los 20 centros de datos de Meta en todo el mundo, se llamará Sucré (es decir, dulce) y cubrirá 4 millones de pies cuadrados de espacio de planta en 2250 acres.
Para alimentar los racks con miles de GPU Nvidia H100, Sucre necesitará 2,23 gigavatios de electricidad las 24 horas del día, los 7 días de la semana (suficiente para abastecer a más de 2 millones de hogares), que la empresa de servicios Entergy suministrará mediante turbinas gemelas de gas natural de alta eficiencia con un costo de capital de 3.200 millones de dólares. Los planes de Meta también prevén un gasto de 250 millones de dólares en infraestructura relacionada, incluidas carreteras y sistemas de agua. Los puestos de trabajo en construcción llegarán a un máximo de 5.000.
¿Es realmente posible construirlo? ¿Y es siquiera una buena idea, dadas las recientes revelaciones de DeepSeek de que construir inteligencia artificial avanzada podría ser más barato y consumir menos energía de lo que se creía inicialmente?
Para tener algo de perspectiva, hablé con Zack Krause, analista de la consultora energética East Daley Analytics , en Dallas, que sigue los anuncios de centros de datos y trabaja para calcular las probabilidades de que se construyan y cómo esperan los desarrolladores satisfacer su demanda de electricidad. Krause dice que ha estado animando a sus clientes inversores institucionales (muchos de ellos inversores en gas natural y generación de energía) a no entrar en pánico por las implicaciones.
«Hemos visto una reacción exagerada a corto plazo del mercado ante las nuevas tecnologías», dice Krause, que incluye en su lista 290 proyectos de centros de datos con una probabilidad considerable de construirse.
Incluso si la eficiencia energética de la IA mejora exponencialmente, los cerebros de silicio del futuro necesitarán todas esas granjas de servidores, y más. Esto se debe a una dinámica llamada paradoja de Jevons, en honor al economista inglés William Jevons, quien en 1865 advirtió que los avances en eficiencia en el diseño de motores de vapor no reducían en absoluto el consumo de carbón, sino que, por el contrario, hacían que la demanda de ese combustible aumentara. La paradoja de Jevons también se ha observado, por ejemplo, en la demanda explosiva de comodidades modernas como el aire acondicionado, los aviones de pasajeros y las máquinas de resonancia magnética.
A finales de enero, el director ejecutivo de Microsoft, Satya Nardella, tuiteó sobre la paradoja de Jevons: “A medida que la IA se vuelva más eficiente y accesible, veremos que su uso se disparará, convirtiéndola en un producto del que no podemos tener suficiente”. El analista Hugh Wynne, de Power Research Group, coincide: “La demanda de energía para entrenar y operar modelos de IA podría reducirse materialmente. Sin embargo, si estas ganancias de eficiencia también reducen el costo de la IA, la adopción de servicios basados en IA podría ser significativamente más rápida y más generalizada”, eliminando así cualquier ahorro energético esperado.
Krause estima que el tsunami de centros de datos avanzados de Estados Unidos demandará 81 gigavatios adicionales de electricidad para 2030. Eso es suficiente para abastecer a todo Texas hoy. Si los desarrolladores utilizaran gas natural para operarlos todos, se necesitarían unos 12.900 millones de pies cúbicos por día, calcula, lo que equivale al 10% de los suministros nacionales de gas natural. “El proyecto Meta está marcado con tinta roja por su impacto final en el mercado del gas natural”, dice, calculando que Sucre requerirá 360 millones de pies cúbicos de gas natural por día, el equivalente energético de unos 60.000 barriles de petróleo.
Y Sucré ni siquiera es el más grande. OpenAI se está asociando con Oracle, Softbank, Microsoft y otros en el proyecto Stargate, que según dicen será una expansión de centro de datos de 500 mil millones de dólares en múltiples sitios, comenzando por Abilene, Texas. Con el tiempo, Stargate necesitará más de 5 gigavatios de electricidad, aunque Krause solo ha tenido en cuenta una pequeña fracción de esa demanda hasta que construyan algo. Microsoft planea invertir 80 mil millones de dólares de capital en IA y computación en la nube este año. Mientras tanto, Amazon ha destinado 100 mil millones de dólares para IA durante la próxima década, y puede gastar 35 mil millones de dólares solo en el callejón de centros de datos del norte de Virginia. Jeff Bezos también ha invertido mucho en el desarrollo de tecnología nuclear avanzada.
Una tendencia a tener en cuenta: el gigante energético Chevron se ha asociado con el especialista en turbinas de gas GE Vernova para desarrollar los sistemas de energía para centros de datos de 4 gigavatios. Chevron, Exxon y otras empresas similares ya tienen una gran experiencia en la generación de energía en sus gigantescas refinerías de petróleo. Al ubicar los centros de datos junto a los yacimientos de gas natural existentes, pueden ayudar a los desarrolladores de IA a eludir los obstáculos que requieren mucho tiempo para obtener permisos y que deben superar las empresas de servicios públicos reguladas y los operadores de oleoductos. Krause afirma: «Las empresas de servicios públicos reaccionan más lentamente, mientras que los oleoductos y los productores de gas están babeando al otro lado».
Zuckerberg logró eludir los problemas del NIMBY en Luisiana, donde los políticos otorgaron a Meta grandes incentivos fiscales para construir. El gobernador Jeff Landry declaró curiosamente que la granja de servidores a gran escala «revitaliza una de las hermosas áreas rurales de nuestro estado». El norte de Luisiana también tiene mucho gas natural, gracias al fracking en el yacimiento de esquisto de Haynesville.
Meta, que se ha comprometido a lograr la neutralidad de carbono en sus operaciones, ya está trabajando para aliviar la culpa que supone depender del gas natural que emite dióxido de carbono para el funcionamiento de Sucré. En diciembre, Meta anunció un acuerdo con el desarrollador de energía Invenergy del multimillonario Michael Polsky para comprar los atributos verdes (conocidos como certificados de energía renovable) de la capacidad de 760 megavatios de cuatro grandes parques solares en construcción. Y en Luisiana, Meta se ha comprometido a invertir 1.500 millones de dólares junto con Entergy para construir más energía eólica y solar.
Esperemos que en diez años más Meta pueda modernizar el centro de datos para que funcione con energía nuclear avanzada y sin emisiones. Zuckerberg ya había pensado en construir un centro de datos junto a una planta de energía nuclear ( se rumorea que podría ser el sitio de Diablo Canyon en California ), pero se vio frustrado por el descubrimiento de una especie de abeja en peligro de extinción en las cercanías.
Por eso Krause excluye de su lista de centros de datos decenas de proyectos que son más aspiracionales que reales. “El límite superior está inflado. Algunos desarrolladores adoptan un enfoque de escopeta para obtener permisos: intentan que se recalifiquen los terrenos en grandes cantidades”.
