Toni Torres siente un gran vínculo con el mar. No solo por su estilo de vida, ya que está 146 días vida ligado a la pesca y faena como patrón del ‘Cap Vermell’, sino también por su verdadero anhelo y deseo, volver a navegar en el ‘Coral’, su querido llaüt, que ha estado en restauración durante un año y medio. La reparación de este barco de madera de 91 años ha sido una tarea desafiante. José Luis Torres, mestre d’aixa de la Náutica Seni, llegó a sugerir llevarlo al desguace, pero Toni se negó rotundamente y le convenció para embarcarse en un proceso de restauración minucioso y muy motivado por el fuerte lazo que existe entre los dos, hombre y barco.
El Coral representa una parte esencial para Toni. Su amor por la mar nació en la infancia, cuando pasaba horas pescando con su abuelo y su padre. A los 17 años, decidió adquirir una embarcación propia, a pesar de que su padre intentó convencerlo de optar por una opción más económica. Finalmente, llegó a un acuerdo con Joan Cardona Clapés, un carnicero que ya no podía darle uso al Coral, barco que había sido remolcador en Porto Colom antes de ser llevado a Ibiza. Desde entonces, este llaüt ha sido su fiel compañero en incontables jornadas de pesca y navegación, según cuenta en la entrevista que concedió a Diario de Ibiza.
Con una eslora de 8.20 metros y una manga de 2.60, el barco es una joya patrimonial. A diferencia de Toni, la vocación de José Luis Torres por el mar surgió más tarde, cuando, siendo estudiante de Electrónica, se embarcó en el Rafael Verdera, una goleta de 1841. Su fascinación lo llevó a trabajar como marinero y, posteriormente, a aprender el oficio de carpintero de ribera. Con los años, se consolidó en el sector y hoy combina su labor artesanal con su empleo como patrón de un remolcador en el puerto de Ibiza.
La restauración del Coral ha sido minuciosa, desde la renovación de la madera hasta la restauración de todos sus metales originales. Además, ha permitido optimizar el espacio del barco, ampliando la cabina y mejorando su funcionalidad. Ahora, el llaüt cuenta con una disposición más cómoda, con un sofá entre las literas que permite alojar a cuatro personas. Preservar cada elemento original ha sido un objetivo clave en el proceso, para seguir representando su historia y legado.
Si no surgen imprevistos, en una o dos semanas el barco volverá a navegar. Ahora, después de un arduo trabajo y una espera llena de expectativa y cariño, el Coral está listo para seguir surcando las aguas de Ibiza.