Cuando llegas a un punto en el que tu estrés se dispara más allá de los límites recomendables es complicado focalizarte en pensamientos positivos para salir del bucle de nervios en el que has entrado pero debes darte cuenta que ningún día malo dura para siempre. Al final esa situación que tanta ansiedad te genera se acabará y podrás replantearte las cosas con más calma por muy catastrófica que parezca tu jornada.
Pero ¿por qué se disparan nuestros niveles de estrés? La respuesta tiene mucho que ver con la acumulación de esas pequeñas tensiones con las que hemos empezado el día que van sumando hasta descontrolar nuestra ansiedad. Si te encuentras en una situación de tranquilidad es más fácil afrontar las tareas o situaciones laborales más desagradables en cambio cuando ya te sientes presionado previamente tu cuerpo reacciona de forma negativa y dispara tus nervios.
El mayor problema es que, además, cuando te encuentras en un estado de estrés probablemente te resulte complejo pensar las cosas de forma separada y objetiva por lo que es importante que te centres en acciones de meditación consciente. No trates de controlar tus pensamientos de ansiedad, todo lo contrario, déjalos estar y dirige tu atención hacia otra cosa como controlar tu respiración y tratar de calmarla aunque te resulte complejo. Estos métodos no son fáciles de adoptar en un principio pero si tratas de hacerlo cada vez que te sientas estresado conseguirás superarlo.
Al final la única forma de salir vencedor en tu batalla contra la presión y los nervios es bloquear el proceso calmando tu cuerpo y tu cerebro para que pueda restablecerse y volver a funcionar correctamente.