Opinión Eugenio Mallol

Los últimos CEO con trabajadores sólo humanos

El tema de conversación en los foros tecnológicos de arranque del año ha sido cómo va a afectar a los profesionales y a la economía el inevitable desembarco de los agentes de IA generativa, capaces de actuar de forma autónoma.

Uno de los episodios más memorables del arranque de año ha tenido lugar en el Foro de Davos. El CEO de Salesforce, Mark Benioff, en diálogo con el secretario general de la OTAN, los CEOs de Uber y Pfizer, la presidenta de Anthropic y la directora de inversión de Alphabet (Google), proclama: “este es un momento que ninguno de nosotros olvidará jamás. Somos los últimos CEO que solo van a gestionar a humanos como fuerza laboral”.

A partir de ahora, las plantillas incluirán también a trabajadores digitales. “Y eso es simplemente increíble”, dice Benioff. Es la magia de los llamados agentes de inteligencia artificial (IA), preparados para inocularse en las arterias de cualquier sistema y tomar decisiones gracias a la autonomía que les insufla la IA generativa.

Esto ya no es Alexa de Amazon. El principal tema de conversación en los foros tecnológicos recientes gira en torno a qué va a ser de nosotros y de la economía una vez todo esto adquiera carta de normalidad. El fundador y CEO de NVIDIA, Jensen Huang, sostiene que “estos agentes de IA serán la mano de obra digital que trabaja junto a los empleados, harán cosas por ti en tu nombre”.

Se incorporarán a las empresas y las administraciones realizando un onboarding igual al que se utiliza para un empleado humano. “El departamento de TI de cada empresa será el departamento de recursos humanos de los agentes de IA en el futuro”, asegura Huang. Hoy, los de TI administran y mantienen software, mañana incorporarán y alimentarán a los agentes digitales para que se adapten a las necesidades específicas de cada empresa.

NVIDIA ya está creando un ecosistema enorme en torno a esta idea, con socios como ServiceNow, SAP, Siemens para la industria, Cadence, Sinopsis, Perplexity y Codeium. “Está muy claro, los agentes de IA son probablemente la próxima industria robótica y probablemente supongan una oportunidad multimillonaria”, sentencia Huang.

Tom Bianculli, CTO de Zebra Technologies, me saluda desde Nueva York. Acaba de presentar en uno de mis eventos favoritos de cada año, el NRF 2025 Retail’s Big Show, una solución espectacular desarrollada junto a Qualcomm y Google. En esencia, permite hacer una foto a una estantería de una tienda de ropa y, en un solo segundo, la visión artificial reconoce los productos que hay en ella.

El siguiente paso es dejar que los agentes de IA procesen esa información y tomen decisiones. Por ejemplo, si un artículo está agotado, comprueban si hay stock en la trastienda, en cuyo caso generan una tarea para que alguien vaya a reponerlo. Si no lo hay, lanzan una advertencia y ordenan que ese hueco lo ocupe otro producto sustitutivo, para el que encargan imprimir la etiqueta correspondiente.

La persona se ha limitado a hacer la foto, el resto sucede de forma autónoma. En un sector como el retail, en el que la mano de obra humana es responsable de dos tercios del coste, los agentes de IA van a suponer un cambio de las reglas del juego.

¿Hasta en la sopa? Eso es lo que parece sugerir el proyecto Panasonic Well presentado en Las Vegas por la CEO de esa división, Yoki Matsuoka. Casi la mitad de los padres dicen vivir abrumados por el estrés y aproximadamente el 65% se sienten solos.

Umi es un “entrenador de bienestar familiar” impulsado por IA. Matsuoka ya lo ha introducido en su entorno. Con ese entusiasmo pop nipón, desvela que los objetivos actuales de su familia, y así se lo han transmitido a Umi, son “mantenernos activos y comer juntos”.

El tema va muy en serio. Matsuoka invita al escenario nada menos que a la cofundadora y presidenta de Anthropic, Daniela Amodei. Panasonic integrará su monumental modelo de IA Claude, no sólo en Umi, sino también para que sus empleados trabajen “de forma más creativa” y mejoren sus resultados en atención al cliente, ventas, marketing y codificación.

Accenture ha lanzado AI Refinery for Industry, una colección de 12 agentes de IA diseñados para la industria. Su propia CEO admite que ya los ha integrado en su día a día. “Tengo una idea creativa, y, en minutos, el agente digital la revisa y me dice: ‘eso no se diferencia mucho de lo que han dicho los competidores’, o ‘esto no tiene absolutamente ninguna diferencia con otro activo’”.

Su sentencia, en línea con la visión de Benioff, es que la IA va a cambiar las habilidades que necesitan los líderes, de la misma forma que está reinventando las finanzas o la comercialización de productos.

El asistente Delta Concierge de Delta Air Lines tiene un profundo conocimiento de ti y de tus expectativas. Actúa de guía en tiempo real y proporciona recomendaciones personalizadas, combinadas con el contexto de quién eres y cómo viajas.

“Puede gestionar su desplazamiento al aeropuerto”, quizás con el robotaxi volador, eléctrico y autónomo de Joby, que podría entrar en operación en un par de años en Nueva York y con el que se ha aliado Delta, y “comprobar la documentación necesaria e incluso reservar un vuelo usando sólo la voz”, explica Ed Bastian, CEO de Delta Air Lines.

Dario Amodei, CEO de Anthropic, sentado junto a Benioff en Davos, muestra la cara y la cruz del mundo desconocido al que avanzamos a una velocidad de vértigo. Por un lado, podríamos tener sistemas de IA “mejores que casi todos los humanos en casi todas las tareas” en 2026 o 2027.

Imagina un centro de datos repleto de esos agentes de IA. Amodei lo llama “un país de genios. “¿Qué límites tenemos para resolver de inmediato todos los problemas del mundo?”, afirma. Anthropic trabaja en un colaborador virtual, “no necesariamente más inteligente que un ganador del Premio Nobel, pero capaz de hacer tareas de gama relativamente alta” en las empresas. Solo hay que verificar de vez en cuando su trabajo, como lo haría un gerente con un empleado.

Por otro lado, la cruz. “¿Qué podría hacer ese país de genios en manos de una autocracia? 10 millones de mentes virtuales más inteligentes que cualquiera de los ganadores del Premio Nobel en manos de China”.

En definitiva, ¿la IA puede estabilizar autocracias y desestabilizar democracias? ¿Se puede involucrar en el sistema de Justicia? ¿Se puede hacer de una manera que nos permita dar los mismos derechos a manera más uniforme? ¿Se pueden mejorar con IA las promesas que las democracias hacen a sus ciudadanos? El dilema de Amodei.

Dara Khosrowshahi, fundador de Uber, lleva el debate hacia la aceptación social del error de la IA. “En el mundo físico tiene que ser mejor que un ser humano, 10 veces mejor, 20 veces”, dice. La pregunta es, en su opinión: “cuando una máquina comete un error, ¿cómo ve la sociedad ese error y su coste en comparación con los beneficios de la IA que entra en juego?”

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