Philip Morris International, fundada en Nueva York en 1950 como emanación de la tabaquera Philip Morris (1847), pretende dar un giro hacia un futuro sin humo, abandonando su rol histórico de fabricante de cigarrillos tradicionales para convertirse en una empresa tecnológica, enfocada en el desarrollo de productos alternativos que no involucren combustión ni generación de humo.
El objetivo de la compañía es que para 2030, dos tercios de sus ingresos provengan de productos sin humo y, según los datos más recientes, a finales de 2024, estos representaban ya el 38% de sus ingresos totales y el 40% de sus beneficios brutos. Una apuesta respaldada por una inversión en investigación y desarrollo que supera los 12.500 millones de dólares, con el 74% de sus esfuerzos comerciales y el 99% de sus recursos en I+D dedicados a los productos libres de humo.
El éxito es evidente y la compañía estima que más de 36.5 millones de adultos utilizan dispositivos sin humo, una cifra que refleja la aceptación y el cambio de hábitos en diversas partes del mundo. De estos, 31 millones de personas usan productos de tabaco calentado, y lo más relevante es que el 72% de estos usuarios han dejado completamente los cigarrillos tradicionales.
“La transformación de nuestra empresa comenzó en 2008, cuando decidimos invertir significativamente en productos alternativos al cigarro, productos más saludables para los consumidores, basados en tecnología y ciencia. El objetivo es poner los cigarrillos en un museo”, comenta Tommaso Di Giovanni, Vice President de Communications Internacionales de PMI, con quien Forbes pudo intercambiar opiniones en ocasión de la presentación, en Barcelona el pasado 30 de enero, de la colaboración entre el DJ y productor estadounidense Steve Aoki y la marca IQOS, el dispositivo que calienta tabaco en lugar de quemarlo, la gran apuesta de la compañía por ofrecer una alternativa al cigarro tradicional.
El diseño y la definición de la tecnología de los IQOS son principalmente internos y provienen del ‘Cubo’ de Neuchâtel, en Suiza, un verdadero laboratorio científico de vanguardia. En cuanto a los sticks de tabaco, se producen en siete fábricas en Europa, que han sido convertidas o son completamente nuevas. Pero el esfuerzo de la multinacional se extiende más allá de los productos de tabaco calentado y pasa por la adquisición de empresas estratégicas para el desarrollo de tecnologías como la vaporización, el aerosol, la Aspirina vaporizada o gases con cafeína o teína y otras moléculas para mejorar la concentración.
Los avances significativos, pero la transición hacia productos libres de humo no procede igual en todos los mercados. En muchos países del llamado Global South, por ejemplo, como India, Brasil o México, la adopción es compleja. «Es una pena que en algunos de estos países, como India, que tiene más de 300 millones de consumidores de tabaco, las personas sigan fumando, a pesar de los beneficios de los productos de tabaco calentado», explica Di Giovanni, quién además recuerda como también en España el mercado ha sido más lento debido a la falta de incentivos legislativos y el desconocimiento entre los consumidores. “Por el contrario, Japón, el primer mercado donde IQOS se lanzó en 2014 junto con Italia, podría ser el primer país en dejar atrás los cigarrillos gracias al tabaco calentado”, augura el directivo.
La compañía ya está más que segura de poder definir IQOS como una alternativa mejor para la salud y se respalda en numerosos reconocimientos oficiales. “Según la FDA y otras agencias regulatorias de salud, estos productos generan significativamente menos sustancias tóxicas en comparación con los cigarrillos, lo que hace que representen una opción más saludable para los fumadores adultos que de otro modo seguirían fumando”, asegura Di Giovanni.
Dicho esto, “hay que ser claros: – matiza – IQOS no es un producto sin riesgos, genera adicción y esto debe decirse muy claramente. No obstante, para los fumadores adultos que no dejan de fumar, es una mejor alternativa, igual que lo es para la salud pública. En España, por ejemplo, tenemos 8 millones de fumadores. La tendencia es estable, es decir, no dejan de fumar. Para ellos, tendría mucho sentido pasarse a un producto que genera un 95% menos de sustancias tóxicas que el cigarrillo. Creo que sobre esto es difícil debatir”.
Sin embargo, hay quienes cuestionan la fiabilidad e imparcialidad de los estudios científicos, pero, según Di Giovanni, la cuestión es muy clara: “Los estudios realizados hasta ahora, especialmente los clínicos y de laboratorio, están sujetos a normativas internacionales que garantizan ciertos estándares de calidad. Incluso admitiendo que pueda haber algún sesgo, hoy en día ya existe un cúmulo de conocimiento que no se puede ignorar. De hecho, el debate en torno a la seguridad de estos productos ha cambiado y se centra principalmente en su impacto en la iniciación de los jóvenes y el potencial de adicción, mientras que el hecho de que sean menos dañinos que los cigarrillos parece bastante asentado”.
En este sentido, el Eurobarómetro indica que en España el 86% de las personas todavía comienzan a consumir nicotina con los cigarrillos, mientras que solo un 1% o 2% lo hace con cigarrillos electrónicos o tabaco calentado. En cuanto al futuro de la industria, Di Giovanni tiene una visión clara y optimista: “Es difícil decir que dentro de 30 años desaparezcan los cigarrillos, porque no depende solo de nosotros, sino también de los Gobiernos. Sin embargo, para entonces tendremos estudios epidemiológicos que nos permitirán determinar con precisión el riesgo relativo y decidir los pasos siguientes”.
Finalmente, concluye el representante de Philip Morris International: “Nuestro objetivo es desarrollar productos cuyo riesgo sea cada vez menor, hasta el punto de que dejen de ser un problema. Somos sólidos y líderes en el sector, incluso con una disminución en el número de fumadores, contamos con estas nuevas líneas de productos que son muy prometedoras. Por otro lado, hemos tenido éxito en casi todo lo que hemos hecho”, zanja.