1. Participación. Preocúpate de crear un entorno en el que todos puedan comunicarse y aportar su punto de vista. Una reunión debe ser un diálogo no un monólogo en el que no puedan participar los demás por miedo o vergüenza.
2. Abandona la zona de confort. Se acabaron las largas reuniones sentados alrededor de una mesa, prueba nuevas opciones que mejoren la comunicación, la concentración y el estado de ánimo de tu equipo. Un encuentro durante la comida, en un lugar en el que podáis estar de pie o poner música mientras pensáis nuevas ideas mejorará notablemente la calidad de las mismas.
3. Define tu papel. El ambiente general de la junta es vital para conseguir soluciones efectivas así que es necesario que cada uno asuma la posición que le corresponde y aporte su punto de vista desde la misma para que todos puedan sentirse partícipes..
4. Planificación. Es importante gestionar los encuentros de forma correcta para que no haya malentendidos de forma que se debe comunicar la fecha y duración y tras ella anotar las propuestas para continuar trabajando sobre las mismas.
5. Rompe con los convencionalismos. Sorprende a los participantes llamando su atención de alguna forma. Aprovecha tu personalidad para romper con la predisposición de los participantes a la tensión.