Opinión Jesús Mardomingo

El fin del declive, again

Banda sonora de la lectura: Tennessee.

Hoy comienza el fin del declive… ha susurrado el presidente repetidor de los Estados Unidos en su discurso inaugural como 47 presidente de los Estados Unidos de América. Qué gran noticia, si fuera cierta, en el día que celebramos el blue Monday 2025 (el día más triste del año). 

En este su segundo intento de cumplir promesas propone una revolución: la revolución del sentido común. Un movimiento consistente en dar la vuelta al sistema con una lista de medidas muy repetidas y anunciadas en su campaña electoral en pro de la salvación de América primero, y el planeta después. Sobre las medidas, me remito a sus discursos de campaña. 

Ahora solo quiero quedarme reflexionando sobre el anunciado, tal cual, fin al “green new deal”. Entendida como una medida encuadrada en las actuaciones económicas a emprender con urgencia para luchar contra la inflación y la subida de los precios, se ha ocupado groseramente de dejarla clara y recordársela al presunto responsable saliente sentado a su lado. Y sobre el método anunciado para conseguir la regeneración, no ha dado muchos detalles en el discurso, pero sí ha propuesto, un verbo muy contundente de la primera conjugación: ¡PERFORAR!

Perforar tras declarar una emergencia nacional energética. Perforar para convertirse en un país industrial con la mayor cantidad de gas y petróleo de la tierra. Perforar lo suficiente para volver a ser una nación rica capaz de exportar energía a todo el mundo. Perforar para acabar con el uso del coche eléctrico, permitiendo el regreso, casi únicamente, de los coches americanos. 

Perforar, también es negar el cambio climático, paradójica reacción de su promotor si al tiempo continúa muy interesado en Groenlandia ahora que piensa que el territorio se derrite. 

Un método de reversión de las medidas que intenten aportar soluciones al cambio climático, el deterioro de la biodiversidad o el aumento de la contaminación que, además, cuenta con un aparente y relevante club de fans. Véase el curioso caso del señor Fink, y el fondo que dirige, el fondo de fondos más grande del mundo y con participaciones significativas en más de la mitad de las cotizadas de la bolsa española, que ha abandonado el programa de Naciones Unidas para lograr el objetivo de cero emisiones de carbono en 2050, la NZBA, las siglas de Net-Zero Banking Alliance. 

Y el escritor de las famosas cartas anuales a consejeros delegados no está solo. Igual decisión han adoptado relevantes entidades financieras norteamericanas como JP Morgan, Goldman Sachs, Citi o Bank of América uniéndose en masa a una carrera por abandonar la membresía de la Alianza Bancaria Cero Emisiones Netas. ¡Y eso no es todo!. A ellos, también se les han unido algunos gigantes tecnológicos como Meta y X. Unos y otros han cambiado el paso realizando un claro gesto de acercamiento al nuevo presidente que acaba de jurar en Washington

Un goteo de abandonos que supone para estas entidades, entre otras muchas cosas, un alejamiento o una parada para reflexionar, en el mejor de los casos, acerca de la necesidad de alinear sus carteras y prácticas comerciales con los objetivos del Acuerdo de París. Un compromiso con la sostenibilidad adquirido por parte de un importante número de bancos que ahora se cambian de dirección. En la contra se han quedado el resto de los compromisarios de la Alianza, al menos unos 80 europeos. 

Las salidas de la Alianza según los medios especializados se interpretan como una consecuencia de la intensificación de los ataques del presidente electo a lo que en su campaña ha denominado «capitalismo woke». Conviene recordar que Donald Trump, durante su anterior mandato ya sacó a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París y revocó más de 125 normativas medioambientales destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Eso en el país del nuevo golfo de América, pero ¿y los europeos?, ¿ahora qué? Pues leyendo la prensa podría concluirse que Europa sigue inmersa y avanzando en un movimiento legitimado por su propio Tratado fundacional, ahora liderado por una exministra española. Una hoja de ruta centrada en políticas medioambientales y de descarbonización, consideradas esenciales para avanzar en los objetivos de un Pacto Verde Europeo algo disminuido de potencia, y valorando un cambio de paradigma, no exento de polémica y de ciertas trabas técnico-jurídicas, en ocasiones políticas, del actual planteamiento antropocéntrico a otro centrado en el bienestar ecológico, ecocéntrico. 

Un nuevo panorama que como diría Confucio, también podría aportar alternativas y oportunidades. Echando un vistazo al muy interesante documento publicado la semana pasada por el Real Instituto Elcano encuentro una perspectiva positiva en el capítulo dedicado a una de las zonas del planeta que más protección medioambiental necesita (América Latina y Caribe). En el texto localizo una visión optimista sobre España en el mundo en 2025. Se apuesta por un buen año en el que nuestro país puede ganar peso geopolítico, no solo en el ámbito Iberoamericano, sino también en el euro-latinoamericano. Un protagonismo que, como abogado implicado en operaciones financieras de impacto en Iberoamérica me atrevo a identificar también como una oportunidad para las entidades financieras europeas. Una gran oportunidad para que estas puedan ocupar un espacio relevante en la región en el diseño de operaciones y mecanismos que traten de financiar la transición a la sostenibilidad en América Latina, y también en los países africanos, cercanos a la cultura europea. Una región hasta ahora aparentemente solo accesible a las empresas de inversión y bancas norteamericanas, casi las únicas presentes tras el abandono de UBS (antes Credit Suisse). Seamos positivos.

Jesús Mardomingo. Socio en Dentons, es abogado de largo recorrido. Defensor de la economía naranja, el color del cacao maduro, como modelo de desarrollo en el que la diversidad cultural y la creatividad son punto clave para abordar con éxito la actual transformación social y económica que el planeta demanda.