Las mujeres han desempeñado un papel decisivo en la configuración de la industria tecnológica, desde el trabajo pionero de Ada Lovelace en el primer programa informático en el siglo XIX hasta el desarrollo de COBOL (Lenguaje Común Orientado a los Negocios) por Grace Hopper y la creación del término «depuración». Otras pioneras como Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson hicieron posible la exploración espacial, mientras que la coinvención de Hedy Lamarr de la tecnología de salto de frecuencia sentó las bases de Wi-Fi, Bluetooth y GPS. Radia Perlman, a menudo llamada la «Madre de Internet», creó el algoritmo que impulsa la web moderna.
Estas mujeres no sólo contribuyeron a la tecnología, sino que la definieron. Su legado nos recuerda el inmenso potencial que surge cuando las mujeres lideran la innovación.
Hoy, las mujeres siguen dando forma a la tecnología.
Líderes como Fei-Fei Li, conocida como la «madrina de la IA» y actual codirectora del Human-Centered AI Institute de Stanford, garantiza que los sistemas de IA sean éticos, inclusivos y justos. La Dra. Joy Buolamwini, fundadora de la Algorithmic Justice League (Liga de la Justicia Algorítmica), ha puesto al descubierto fallos críticos en el software de reconocimiento facial que identifican erróneamente a mujeres y personas de color de forma desproporcionada. Lisa Su, consejera delegada de AMD (Advanced Micro Devices), ha transformado la empresa de semiconductores en un líder mundial en informática de alto rendimiento y juegos. Gwynne Shotwell, Presidenta y Directora de Operaciones de SpaceX, es la punta de lanza de la exploración espacial comercial y de innovaciones como Starlink, que lleva el acceso a Internet a regiones remotas.
A pesar de estas contribuciones, las mujeres siguen representando sólo el 25% de la mano de obra tecnológica, y con una representación inferior al 11% en puestos de liderazgo. Los equipos de ingeniería son aún menos diversos, ya que las mujeres sólo ocupan el 14% de los puestos en este sector.
La ausencia de perspectivas diversas en la innovación ha provocado notables fracasos. Hasta hace poco, los airbags y cinturones de seguridad se probaban exclusivamente en maniquíes de pruebas de choque, que se diseñaban basándose en el cuerpo masculino medio. Como consecuencia, las mujeres tienen un 73% más de probabilidades de sufrir lesiones graves en accidentes de tráfico. Además, los maniquíes de reanimación cardiopulmonar se diseñaban tradicionalmente sin tener en cuenta la anatomía femenina, y estudios recientes han demostrado que esto contribuye a las disparidades en la administración de reanimación cardiopulmonar a las mujeres en situaciones de emergencia.
La representación es importante en todos los aspectos de la tecnología, no sólo en la codificación, sino también en los consejos de administración donde se toman las decisiones de financiación, en los laboratorios donde se construyen los algoritmos y en las aulas donde se forma a los futuros innovadores. Por eso nuestras iniciativas, como Algorithm for Equality®, se centran en mostrar, compartir y perfilar a las mujeres en la tecnología. Al amplificar sus historias, creamos una hoja de ruta para el cambio sistémico, garantizando que las contribuciones de las mujeres sean visibles y celebradas.
Los estudios demuestran sistemáticamente que los equipos diversos obtienen mejores resultados que sus homólogos. Un estudio reveló que estos equipos toman mejores decisiones el 87% de las veces, mientras que la investigación de McKinsey muestra que las empresas en el cuarto superior de diversidad de género en los equipos ejecutivos tienen un 21% más de probabilidades de ser rentables. Alcanzar la igualdad de género en 2025 podría generar un crecimiento del PIB mundial de 28 billones de dólares.
La industria tecnológica se encuentra en una encrucijada. Puede seguir funcionando como hasta ahora, dejando a la mitad de la población infrarrepresentada, o puede aprovechar la oportunidad de exprimir todo el potencial de las mujeres. Las mujeres ya están a la cabeza de la inteligencia artificial, la tecnología climática y la computación cuántica. Están reformando la educación, impulsando la innovación ética y transformando la forma de liderazgo en la tecnología. Cuando apuestas por las mujeres, no sólo inviertes en progreso, sino que te llevas el premio gordo.