Li-Onna se ha consolidado en Madrid, muy cerca de Casa Forbes, no sólo como restaurante sino como núcleo donde pasan las cosas. Hay restaurantes por los que pasa la vida de una ciudad y Li-Onna se ha convertido en uno de ellos. Lugar de ocio y de poder: se va a Li-Onna porque hay que ir a Li-Onna si quieres saber quién manda y por qué.
Todo pasa en los restaurantes y esto lo has de saber. Las noticias no están en las ruedas de prensa ni en lo que todo el mundo puede ver. Las noticias están en las relaciones, en los gestos, en los pequeños detalles que puedas observar de uno que hoy es el que decide las inversiones de todos los fondos sudamericanos en Madrid. Ahí está la noticia, ahí está lo sustancial, ahí está lo que puede cambiar tu vida y esto sólo puedes verlo en un restaurante.
La llegada a Madrid de los mexicanos Jorge Ureña (55) y Ricardo Altamirano (29) ha sido un éxito, su primer restaurante se ha asentado como debía y ha calado el mensaje que la empresa quería mandar. Espacio elegante, confortable, la comida fácil, agradable, de vocación mayoritaria, con ganas de gustar. Todo está perfecto en Li-Onna y te das cuenta de que el sello de la casa es preferir el bienestar suave de los clientes que ponerlos entre la espada y la pared en nombre de florituras conceptuales siempre inciertas y que muy frecuentemente tanto nos llegan a molestar.
El trato es mejor del que cabe esperar en un restaurante, parece más al que encuentras en tu club: cercanía, proximidad buscada haciendo exactamente lo que le pides sin enredarse palabreos excesivos que nada aportan que no sea disgusto. Los camareros conocen la carta, explican bien lo que has de esperar de cada plato y fluyen con el ambiente de lo que el restaurante es. En las dos plantas la estética es bien distinta, y el ambiente en la inferior es más bullicioso. Todos más juntos, las líneas más desdibujadas, es fácil que se crucen las miradas. También una mirada es poder, aunque no sepas dónde te lleva.
Madrid está efervescente y los restaurantes como Li-Onna sirven para conocer a los referentes emergentes. Es de ciudad pequeña y provinciana que las celebridades sean futbolistas, modelos y los empresarios de siempre. En restaurantes nuevos y de una tradición distinta como Li-Onna están los empresarios nuevos y también de una tradición distinta a la estrictamente local, en busca de un espacio propio para tomar posesión de la ciudad. Antes lo recién llegados querían tomar los restaurantes clásicos para darse a conocer e imponerse a la burguesía local. Ahora esto se considera un esfuerzo innecesario porque el dinero es más importante que la vanidad. Por lo tanto, estos recién llegados multimillonarios no se molestan en ir a Horcher o Zalacaín por considerarlo una pérdida de tiempo. Se buscan un restaurante nuevo, sin pasado, donde ellos sean los primeros grandes clientes y los que impongan el sistema de privilegios de la casa. ¿Para qué aguantar desprecios de nobles arruinados? Ellos son la nueva nobleza, no basada en el linaje sino en la dureza en los negocios. Son menos ceremoniosos pero más claros. Son tan ricos y son tan importantes que lo único que necesitan es un lugar restaurant/club en el que instalarse y ya los demás irán a buscarlos donde estén. Son el nuevo reclamo.
Todo cambia en Madrid a una gran velocidad, como sucede en las ciudades que están vivas y nunca duermen y siempre quieren más. Li-Onna es la expresión del momento de este Madrid insomne, poderoso, con más dinero flotante que nunca en su historia.
Puedes en el baño o en la barra conocer al venezolano, colombiano, mexicano más rico de Europa, todavía poco conocido en España, pero con ganas de instalarse y proyectarse en el corazón de la ciudad. Para ello tendrás que saber algo más que el álbum de cromos de tu equipo de fútbol y qué decir cuando tengas tu oportunidad. Li-Onna es un restaurante en el que siempre comerás bien y del que nunca sabrás al entrar si al salir tu vida habrá cambiado para siempre.
Li-Onna
Recoletos, 1
910 46 39 11
