En el corazón del Barrio Gótico de Barcelona, el tiempo parece detenerse. Las calles empedradas, los muros que revelan cicatrices de épocas pasadas y las pequeñas plazas llenas de vida conforman un escenario único, donde la historia convive con el presente. Este rincón de la ciudad, cargado de misterio y encanto, es un reflejo de las muchas capas que han dado forma a Barcelona: romana, medieval y moderna. Un paseo por aquí es un viaje sensorial donde cada esquina cuenta una historia y cada fachada guarda secretos.
En este marco incomparable, dos hoteles destacan por reinterpretar esta riqueza cultural y convertirla en experiencias únicas: el Hotel Neri y el Wittmore. Aunque sus enfoques son diferentes, ambos comparten un propósito claro: ofrecer una estancia que conecte con la esencia de la ciudad y con la diversidad de emociones que el Barrio Gótico despierta en quienes lo recorren.
Hotel Neri: Donde la historia encuentra la sofisticación
Ubicado en la pintoresca Plaza de Sant Felip Neri, el Hotel Neri es mucho más que un lugar para alojarse; es un viaje a través del tiempo y el diseño. Este hotel boutique, pionero en su categoría en el Barrio Gótico, combina la rica historia de su edificio del siglo XVIII con una estética contemporánea que lo hace único. El espacio, diseñado por Cristina Gabas, abraza la «honestidad brutal» al dejar expuestas las estructuras originales, desde pilares bizantinos hasta restos romanos, y mezclarlas con mobiliario moderno de artesanos locales.
El interior del hotel es un reflejo de su entorno: texturas, colores y detalles que conectan con la diversidad cultural de Barcelona. Las 22 habitaciones son un ejemplo de esta armonía, con murales de pan de oro y plata, terrazas privadas y toques personalizados que hacen que cada estancia sea especial.
Pero lo que realmente brilla en el Hotel Neri es su oferta gastronómica. «a» Restaurant presenta una cocina potente, donde cada plato reformula recetas tradicionales con una mirada nueva, siempre apostando por productos frescos y de proximidad. En su menú, los sabores intensos y auténticos se convierten en protagonistas, ofreciendo una experiencia culinaria que despierta todos los sentidos. Y para quienes buscan un respiro en medio del ajetreo urbano, la terraza Roba Estesa en la última planta del hotel es un oasis rodeado de verde, perfecto para disfrutar de la tranquilidad del Barrio Gótico.
Wittmore: Elegancia clandestina y creatividad desenfadada
A pocas manzanas, el Wittmore ofrece un ambiente radicalmente distinto, inspirado en la libertad y el eclecticismo. Este hotel evoca la atmósfera de un salón cultural del siglo pasado o un bar clandestino, donde la calidez de los materiales naturales y un jardín vertical —uno de los más grandes de Barcelona— crean un espacio acogedor y único.
Sus 22 habitaciones, que combinan vistas al jardín vertical con una cuidada atención al detalle, invitan a una experiencia íntima. Y en su azotea, una piscina y una terraza ajardinada ofrecen panorámicas del barrio antiguo, convirtiéndose en un lugar ideal para una escapada de lujo en pleno centro de la ciudad.
La propuesta gastronómica del Wittmore, Contraban, liderada por el chef Alain Guiard, es un manifiesto de libertad creativa. Inspirado en las emociones del proceso creativo, el menú invita a los comensales a experimentar con platos que mezclan tradición y modernidad. Desde el hummus al comino y cúrcuma hasta el carpaccio de carabinero o el magret de pato salvaje, cada elección es una aventura para el paladar. Además, una carta efímera de vinos locales refuerza la conexión con el entorno, permitiendo a los visitantes disfrutar de cada bocado sin convencionalismos.
El Hotel Neri y el Wittmore son mucho más que alojamientos; son puertas abiertas a la esencia de Barcelona. En cada rincón, desde las habitaciones hasta sus propuestas culinarias, ambos hoteles capturan el alma del Barrio Gótico y la reinterpretan con estilo, historia y un toque de creatividad.