Miguel Ángel Díaz y Cózar Mohamed nacieron separados por 1.700 kilómetros de distancia, pero unidos por sueños similares. El primero llegó al mundo en el Polígono Sur de Sevilla, un conjunto de barrios depauperados que circundan Las Tres Mil Viviendas. La segunda, por su parte, se crio en un campo de refugiados saharaui y consiguió empezar una nueva vida en Bilbao, donde vive actualmente. Ninguno de los dos pensó que sus destinos estarían ligados estrechamente gracias a “la Caixa”, cuyo programa CaixaProinfancia les ha ayudado a formarse y a coser los sueños que sus circunstancias personales habían deshilachado. Díaz ha logrado dejar atrás tiempos difíciles y hoy estudia Filología Hispánica; mientras, Mohamed ha logrado la gesta de cursar el grado de Química en un país que no es el suyo y en un idioma que no es el suyo.
Estas historias de éxito llevan el sello de una iniciativa surgida en 2007. La idea de trabajar para la superación de la pobreza infantil y la exclusión social llevó a “la Caixa” a poner en marcha un proyecto que en sus inicios se implementó en once ciudades de la península y hoy está presente en todas las comunidades autónomas de nuestro país. “Esta ampliación progresiva responde a nuestra convicción de que, al margen de la coyuntura económica, la pobreza infantil es una realidad de la que siempre debemos estar pendientes. De ello depende no solo el bienestar presente de la infancia, sino también el futuro de nuestra sociedad”, explica el presidente de la Fundación Bancaria “la Caixa”,
Isidro Fainé.
En este tiempo, CaixaProinfancia ha atendido a más de 300.000 niños y adolescentes y a más de 176.000 familias en situación de pobreza. Para ello, “la Caixa” ha destinado un presupuesto total de más de 400 millones de euros. Globalmente, la Fundación destina más de 500 millones de euros anuales para impulsar 50.000 iniciativas en los ámbitos social, cultural, educativo y de investigación médica, en beneficio de once millones de personas.
Uno de cada tres
Según el informe AROPE del año pasado, en España uno de cada tres niños se encuentra bajo el umbral de la pobreza. Una situación lacerante que se traduce en la existencia de 2,2 millones de menores en situación vulnerable, lo que exige la necesidad de contar con una red de apoyo bien engrasada y que cubra todo el país, como es el caso de CaixaProinfancia. De hecho, esta iniciativa cuenta con la colaboración de 426 entidades sociales que trabajan en red y que se encargan de atender directamente a todas las familias beneficiarias del programa. Esta red de acción social no solo trabaja entre organizaciones homólogas, sino también a nivel transversal con colegios, centros de salud, ayuntamientos y otros agentes fundamentales.
La idea de cooperar a diferentes niveles y funcionar como una orquesta sinfónica bien entrenada tiene como finalidad hacer una valoración integral que permita fijar los objetivos en cada caso, hacer un seguimiento y llevar a cabo una evaluación certera. Todas estas organizaciones están en la base del éxito de CaixaProinfancia, cuyo granito de arena resulta muy útil en la contribución colectiva para construir una sociedad más justa, equitativa y cohesionada.
Al igual que Miguel Ángel Díaz y Cózar Mohamed, en estos doce años de intenso trabajo la fundación bancaria que preside Isidro Fainé ha ayudado a miles de niñas y niños que serán los adultos del mañana. Ya lo dice Mohamed: “Me encantaría destacar en el mundo, creo que todos tenemos ese minisueño”. Que nada ni nadie le robe a un niño su capacidad para proyectar el futuro que desee. Romper el círculo generacional de la pobreza no es un imposible; es una meta realista.