En 2024, la gestión pasiva ha consolidado su posición como el vehículo de inversión por excelencia. Los activos globales gestionados a través de fondos cotizados (ETF) han superado por primera vez los 15 billones de dólares a nivel mundial, lo que representa una tasa de crecimiento del 19% en los últimos cinco años. Y la demanda no deja de crecer.
Según Bank of America, solo en 2024, se han introducido 1485 nuevos ETF y una afluencia a nivel general de 1,6 billones de dólares en nuevos flujos netos. En términos de accesibilidad, los inversores pueden tener ahora acceso a más de 24.000 acciones y 50.000 bonos globales utilizando distintos tipos de fondos cotizados.
Pero esto no es todo. Si sumamos los fondos indexados, la gestión pasiva ha superado en Estados Unidos a los fondos activos en activos bajo gestión por primera vez en la historia en 2024. Hasta el pasado mes de noviembre, sólo en Estados Unidos, había 4,27 billones de dólares en fondos indexados y ETF, frente a los 4,24 billones que se estiman para los fondos activos.
Vanguard S&P 500 ETF capta 100.000 millones de dólares
Los ETF parecen estar en todas partes. Desde los grandes índices bursátiles como el S&P 500 hasta temáticas específicas como blockchain, cambio climático o incluso criptomonedas. Hay ETF para casi cualquier cosa, y si no existe uno sobre un tema concreto, los proveedores no tardan en lanzarlo. Vanguard, BlackRock e iShares han liderado el mercado este año, ofreciendo productos que cubren desde renta variable global hasta bonos corporativos o fondos temáticos de tecnología.
La importancia que ha adquirido este estilo de inversión en Estados Unidos, donde consigue una cuota de mercado de más del 30% frente al 19% que tiene en Europa, se refleja en los fondos que más dinero bajo gestión consiguen allí.
El Vanguard S&P 500 ETF (VOO) es un ejemplo del éxito de estos productos. Ha sido el fondo que más dinero ha recaudado en el año, atrayendo más de 100.000 millones de dólares. Otro caso destacable es el iShares Bitcoin Trust (IBIT), que ha captado 34.800 millones desde su lanzamiento en enero, convirtiéndose en el fondo de más rápido crecimiento del mercado. En total, las entradas netas en ETF han alcanzado un récord de 1,6 billones de dólares en 2024.
En Europa, la historia es similar. Por primera vez, los ETF domiciliados en el continente han superado los 2 billones de euros en activos gestionados.
En cuanto al destino del dinero, la mayoría de estos activos, un 71%, está invertida en renta variable, pero los ETF de renta fija están ganando cada vez más terreno con un crecimiento orgánico superior al 11% este año, según Morningstar. Teniendo en cuenta que los tipos de interés pueden seguir bajando en 2025, productos como los ETF de bonos a plazo fijo permiten a los inversores capturar rendimientosatractivos con costes reducidos, simplificando la inversión en mercados tradicionalmente complejos. Y en este caso, todo apunta que sólo estamos en las fases iniciales del viaje.
Coste medio del 0,36%
¿Qué está detrás de esta explosión en la gestión pasiva? La respuesta es una combinación de factores económicos, regulatorios y culturales. Por un lado, la búsqueda de soluciones de bajo coste en un entorno de menores expectativas de rentabilidad ha llevado a muchos inversores a optar por ETF, que tienen comisiones significativamente más bajas que los fondos activos. Según Moody’s, las comisiones medias de los ETF se sitúan en el 0,36%, frente al 1%-2% que suelen cobrar los fondos tradicionales.
Por otro lado, regulaciones como Mifid II en Europa, que obliga a las gestoras a desglosar los costes para los inversores, han aumentado la transparencia y han expuesto las ventajas de los ETF frente a otros vehículos. Además, estos productos ofrecen una accesibilidad sin precedentes: a través de un solo ETF, los inversores pueden acceder a miles de valores o bonos, diversificando su cartera con una sola operación.
La gestión pasiva también ha encontrado aliados inesperados. Bestinver, una gestora históricamente asociada al enfoque value y la gestión activa, ha destacado cómo los ETF han abierto oportunidades en empresas olvidadas por los grandes flujos de inversión. “La gestión pasiva no es un enemigo, sino un aliado que nos permite encontrar valor en lugares que otros ignoran”, señaló Enrique Pérez-Plá, CEO de Bestinver, en su última conferencia anual.
Sin embargo, estos productos también tienen otra cara mucho menos amable. Algunos analistas, como los de Bank of America, han advertido sobre el riesgo de burbujas en nichos de mercado específicos debido a la afluencia masiva de capital en productos temáticos o de alto riesgo. Esto pone de manifiesto que, aunque los ETF ofrecen una gran flexibilidad, no son inmunes a las dinámicas especulativas.
Pese a los riesgos, la revolución de la gestión pasiva está lejos de terminar y no tiene rival en el camino a la inversión. Moody’s prevé que, para 2025, los ETF y fondos indexados representen el 25% de los activos gestionados en Europa, frente al 14% actual. Y a medida que más inversores, tanto particulares como institucionales, vayan adoptando este enfoque, el mercado global de ETF podría alcanzar los 19 billones de dólares en 2028, según PwC.
Esta tendencia no deja lugar a dudas: la gestión pasiva ha dejado de ser una tendencia emergente para convertirse en el estándar de la inversión moderna. Con costos bajos, accesibilidad y una oferta en constante crecimiento, no solo ha democratizado las finanzas, sino que ha cambiado para siempre cómo y dónde invierten las personas.