Resulta curioso que Edwin H. Land pasara a la historia por la presentación en 1947 de la primera cámara instantánea, ya que pocos años antes había realizado su mayor contribución al mundo de forma casi anónima en su papel de suministrador del Ejercito de EE UU durante la Segunda Guerra Mundial.
Avances como su filtro polarizador sintético resultaron clave en multitud de operaciones de Inteligencia desarrolladas por los Aliados, y ello le granjeó la confianza del presidente Einsenhower, de quien fue asesor.
Land dirigió la empresa hasta su fallecimiento en 1981, y no tuvo que ver cómo su imperio, que había llegado a estar valorado en 3.000 millones de dólares y contar con 21.000 empleados, caía en la bancarrota en 2008. En la actualidad, la marca intenta reinventarse en el mundo digital… y parece que poco a poco lo va logrando.