Desde pequeños nos enseñan a llegar a tiempo a clase, y en muchos colegios y después universidades, no se les permite la entrada a los alumnos que llegan con retraso al aula. Ya que eso hace que se tenga que parar la clase o que suponga una distracción para el resto del alumnado. En definitiva, que una persona llegue tarde, resulta un incordio para el resto. Por eso, la primera razón por la que debemos llegar a tiempo, es por una cuestión de educación y respeto.
La puntualidad también puede hacer que el resto de personas del equipo confíen en ti. Si eres puntual, seguramente tendrás otras cualidades como puede ser, por ejemplo, el orden, que representa también a una persona responsable. Te ganarás el respeto de tus compañeros de trabajo si te consideran una persona puntual.
Ya no solo es cuestión de confianza, de educación o de responsabilidad. Incluso es de ser inteligente la puntualidad. Llegar antes a los lugares, te permitirá aprovechar el tiempo al máximo. Si le das valor a tu tiempo, y al de las personas con las que has quedado, no debes llegar tarde.
Tampoco ocurre nada si alguna vez llegas tarde a alguna quedada, pero que no se convierta en una costumbre, porque además, resultará molesto a las personas que te están esperando. Si vas a llegar tarde, intenta avisar o anticípate y retrasa la cita.
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