1. No luchar por un ascenso o un proyecto que te ilusione
Vale que quizás tus jefes no te valoren como debieran, que estés encasillado en el mismo puesto desde hace años y que ya nadie piense en ti para algo relevante para la empresa. Pero gran parte de la culpa de encontrarte en ésta situación la tienes tú. Si no quieres perder la motivación, lucha por seguir ascendiendo, por seguir aprendiendo y porque tus jefes te sigan valorando como cuando decidieron contratarte.
2. Rodearte de compañeros tóxicos
Todos tenemos algún compañero en el trabajo que nos quita la ilusión y la motivación con sus quejas continuas. Si no quieres perderla, evítalos en la medida de lo posible. Busca personas más afines a ti, positivas, enérgicas, alegres… verás cómo irás al trabajo mucho más motivado y feliz. Las personas que nos rodean son importantísimas.
3. Discutir cualquier cosa con tu jefe
Es importantísimo defender nuestras ideas, nuestra forma de hacer… pero imponer tus criterios sobre cualquier cosa a tu jefe, es realmente desmotivador además de inútil en muchos casos. Respira hondo antes de llevarte un disgusto o un enfado por cosas que realmente no son relevantes. Aprende a ver las cosas con un prisma de lejanía.
4. Tomarte las cosas como algo personal
La mayor parte de los enfados o discusiones que suceden dentro de las cuatro paredes de tu empresa, no tienen nada que ver contigo de una forma personal. Deja las cosas de tu trabajo dentro de trabajo. Cuando salgas olvida los roces o las discusiones. El trabajo al fin y al cabo es sólo eso, y no merece la pena sufrir por los malentendidos del día a día.