La arquitectura no es algo estático –o no debería serlo–, sino que los edificios han de evolucionar al ritmo de las ciudades que los acogen, adaptándose a sus cambios y necesidades sociales, constituyendo un diálogo fluido entre el ayer, el hoy y el mañana. Un buen ejemplo de esto lo encontramos en el edificio barcelonés Francesc Macià 10, diseñado originalmente por el arquitecto Suizo Marc J. Saugey, contemporáneo de Le Corbusier. Su fachada, compuesta por ventanas de gran tamaño con sus icónicos parasoles, es una referencia en el paisaje arquitectónico de Barcelona hasta el punto de estar protegida. Construido como un edificio de oficinas en la década de 1960, es conocido por haber albergado durante años las de la aseguradora Winterthur. En 2012 fue adquirido por Squircle Capital, que inició la rehabilitación integral como edificio de uso residencial y comercial de la mano de Marcio Kogan y su prestigioso estudio MK27. El genio brasileño de la arquitectura lideró el proyecto, con la colaboración de Suzana Glogowski y Diana Radomysler. El resultado es un edificio sin precedentes en nuestro país, la única promoción residencial de España que hoy por hoy puede lucir con orgullo la etiqueta de ‘super prime’, calificativo anglosajón importado de capitales como Londres y Nueva York que hace referencia a la máxima exclusividad en materia de vivienda gracias a una ubicación, instalaciones y servicios que están a la altura de los mejores hoteles cinco estrellas Gran Lujo del mundo.
Esta exclusividad queda patente en cada una de sus siete residencias, que tienen una superficie habitable de 600 m2 y ocupan una planta entera; a las que habría que añadir su espectacular ático, distribuido en dos plantas de 950 m2 cuadrados y una terraza de 250.
La singularidad se extiende más allá de las viviendas para alcanzar las zonas comunes, que cuentan con mobiliario e iluminación de firmas como BassamFellows, Michael Anastassiades o De Cotiis. La exclusividad se hace patente en sus instalaciones –garaje privado con 6 plazas por vivienda, trasteros de 25 m2, piscina de 20 metros de longitud con sauna y sala de vapor, gimnasio y centro de fitness, cava privada…– y en sus completos servicios, que incluyen máxima seguridad, conserjería las 24 horas e incluso estética y masajes.
Solo quedan disponibles tres viviendas –el ático no se encuentra en venta–, que son comercializadas por Knight Frank por 13.000 euros/m2 (8 millones de euros) en bruto; precio que asciende hasta los 16.000 euros/m2 en el caso de que se opte por adquirir la residencia acabada por alguno de los arquitectos contemporáneos de renombre internacional que ponen su talento al servicio de su interiorismo, como el belga Vincent Van Duysen, el italiano Vincenzo de Cotiis o el propio Marcio Kogan.
Laureada rehabilitación
“Es más difícil transformar un edificio existente que construir uno nuevo, especialmente en este caso, porque no solo el edificio era de gran valor arquitectónico, sino que también era necesario adaptar un uso comercial anterior a uno nuevo residencial”, explica a Forbes Marcio Kogan sobre esta hazaña arquitectónica que ha priorizado soluciones de máxima sostenibilidad y eficiencia energética, algo que le ha valido para hacerse en diciembre de 2018 con el premio a la mejor rehabilitación del mundo por el World Festival of Interiors (hermano del World Arquitecture Festival).
“Diría que el principal desafío de este proyecto es también su singularidad: cómo intervenir en un edificio con tanta personalidad y cambiar su significado como icono dentro de la ciudad de Barcelona”, continúa el arquitecto. “Otro reto importante fue cómo insertar nuevos materiales, y aunque la fachada está protegida nos aseguramos de renovar los parasoles de las ventanas, tan característicos del edificio original. La estructura también se mantuvo. Pero la contribución de la que estamos más orgullosos fue la de la oportunidad de revivir este edificio”, concluye.