La industria del automóvil se encuentra en plena transformación y en búsqueda de una nueva hoja de ruta que facilite el cambio. El mercado europeo está saturado, al tiempo que China – la principal fuente de beneficios de la industria automovilística mundial – está viviendo una importante desaceleración. La resaca del Diéselgate, la irrupción del vehículo eléctrico y la hibridación, la creciente automatización de procesos industriales, las nuevas tecnologías digitales y la transformación del concepto de la movilidad están revolucionando el sector. Los beneficios empiezan a contraerse, incluso con cada vez más frecuentes profit warnings, tanto en OEMs como en Tier 1s. Según A.T. Kearney, las ganancias operativas netas de los 16 mayores fabricantes de coches bajaron más de un 10 por ciento en 2018, a pesar de un aumento del 2,5 por ciento en las ventas a nivel global. La industria se encuentra en plena búsqueda de nuevas fórmulas para forjar su camino, y éstas son las claves que impactarán el viaje al futuro de la movilidad.
LA ELECTROMOVILIDAD VERSUS ‘TRAMPA DE COSTES’
A pesar del impulso de la electromovilidad, liderada por el pionero Tesla, algunos de los grandes mercados mundiales como el estadounidense o latinoamericano, donde el precio de la gasolina es bajo, seguirán siendo mercados con altos índices de motorización gasolina o diesel. Los precios de los vehículos eléctricos y de sus baterías, y sobre todo la infraestructura de recarga, siguen siendo las barreras más importantes para la introducción masiva de estos vehículos. China es el principal mercado de vehículos eléctricos y el espejo en el que se miran todos los países y marcas. Actualmente se venden en China más de un millón de coches eléctricos, equivalente a la suma del número de unidades vendidas en Europa, EE. UU. y Japón. El crecimiento, de aproximadamente un 30 por ciento anual, está impulsado por los subsidios. Además, seis de los diez mayores fabricantes son de origen chino, y están emergiendo nuevos actores como NIO o Byton. China es, sin lugar a duda, el mercado en el que las grandes marcas occidentales están poniendo una parte muy considerable de sus esfuerzos. Es probable que los servicios de carsharing sean los principales beneficiarios de este desarrollo, especialmente en los centros urbanos europeos.
EL SEGMENTO PREMIUM COMO GENERADOR DE BENEFICIOS
A pesar de que el segmento Premium representa actualmente entre el 20 y el 30 por ciento de las ventas totales, la industria automovilística obtiene de él prácticamente todos sus beneficios. Sin duda, es una de las mayores tendencias en cuanto a fuentes de beneficios futuros. Cualquiera que quiera mantenerse a la cabeza en los próximos años tendrá que revitalizar el concepto Premium, despertando nuevas emociones y adoptando un nuevo enfoque de marketing y de la interacción con los clientes, así como revolucionando el propio proceso de compra. Incluso OEMs tradicionalmente más generalistas como Citroën o Seat han lanzado nuevas marcas como DS o Cupra, buscando un posicionamiento cada vez más exclusivo y diferenciado
CARSHING: UN FUTURO LIMITADO
El carsharing ofrece una alternativa interesante a la propiedad del coche, pero hasta ahora esta nueva forma de movilidad individual ha traído poca alegría a la industria automovilística: no es un modelo de negocio escalable ni rentable, ya que el número de usuarios potenciales es limitado. En Alemania, por ejemplo, esta cifra es de sólo unos cuatro millones de personas, según un estudio reciente realizado por A.T. Kearney. A medida que la propiedad individual de automóviles -al menos en las zonas urbanas- se reduce, los automóviles se están convirtiendo en un símbolo de estatus. El lugar más caro del mundo para poseer un vehículo es Singapur. Con derechos de importación, varios impuestos y tasas de matriculación, un coche puede llegar a costar más de 110.000 dólares. No es de extrañar que en Singapur no se produzcan muchos atascos y que abunden las opciones de carsharing.
LA DIGITALIZACIÓN
Las funciones digitales se convertirán en un requisito básico para los vehículos; sin ellas, los fabricantes tendrán problemas para vender un coche en el futuro. Fácilmente escalables, estas funciones estarán igualmente disponibles en todos los segmentos y marcas de vehículos. En otras palabras, no contribuirán a la diferenciación. El mayor reto para la industria del automóvil será seguir el ritmo del mundo digital y replicarlo lo más cerca posible en el automóvil. Para lograrlo, los vehículos deben ser actualizables a lo largo de su ciclo de vida, al igual que un smartphone. De forma añadida, la seguridad se convierte en un nuevo reto, ya que un coche necesita una fiabilidad significativamente mayor que la de cualquier dispositivo.
LA RELEVANCIA DE LA REGULACIÓN
Los nuevos requisitos legales conllevarán unos costes elevados que no podrán evitarse. La seguridad de los productos, la confidencialidad de los datos y el cumplimiento de las normas técnicas de software se convertirán en factores clave para la concesión de licencias y el funcionamiento de los automóviles. La seguridad de los datos y la documentación de los códigos de software sólo funcionarán de forma segura con la tecnología de blockchain, impulsando el surgir de una industria colateral nueva que proporcione y procese datos a lo largo del ciclo de vida de un automóvil.
UN NUEVO ECOSISTEMA COLABORATIVO
Durante el último siglo, los fabricantes del coche siempre han destacado por actuar de forma independiente y los intentos de colaboración dentro de la industria no han tenido grandes éxitos. ¿Y ahora? Frente a las grandes demandas tecnológicas, este enfoque cambiará. Sólo los fabricantes que sean capaces de orquestar las capacidades en asociación con empresas de diferentes industrias y aprovechar sus fortalezas individuales lograrán el cambio de hardware a software a lo largo de los ciclos de vida de los automóviles. Los ecosistemas automovilísticos también podrían lograr nuevas curvas de costes y volúmenes, gracias a los nuevos procesos de producción y materiales de los productos. ¿El resultado? Una nueva economía de plataformas, como ya sucede en otras industrias. El futuro promete y está por escribir.