Es difícil separar el tiempo, el lugar y la creación y esta es la razón por la que Woolrich optó por regresar a su fábrica, en Pennsylvania y donde todo comenzó en 1830. Desde hace más de 186 años este tipo de nave nodriza ha mantenido la filosofía Woolrich viva, mientras que la proyección de las innovaciones han mantenido la marca a la vanguardia. Es a su vez un Molino completamente funcional y un museo vivo, la documentación de la rica historia de la marca y sus métodos de fabricación tradicional.
La historia de la Woolrich Mill es la de una relación fluida entre el interior y el entorno al aire libre del Mills. La interacción entre el bosque, el depósito de agua y la comunidad son el modelo de una relación equilibrada entre la producción industrial, la naturaleza y la responsabilidad social. Esta misma armonía se refleja en los productos que desarrolla la marca. En ellos se muestran una relación fluida entre los individuos que usan Woolrich y su entorno sin importar donde viven o trabajan.
Para este proyecto, Jackie Nickerson ha tenido en cuenta la formación y el cambio de las identidades, el trabajo y la relación entre los individuos, las comunidades y los paisajes que los rodean. Todos estos temas se cruzan en su trabajo para presentar un mosaico complejo y fluido de la forma en que habitamos el mundo. Para la campaña FW16, Nickerson ha logrado un equilibrio perfecto entre la documentación, el medio ambiente y la moda. Los elementos de la Woolrich Mill son tanto el tema de las fotografías como el de las figuras y la confección en la vanguardia; una celebración del proceso y de la identidad del producto final y el ambiente único que los rodea.