1. La postura corporal mantenida
Cuando trabajamos en una oficina mantenemos la misma postura durante muchas horas al día (demasiadas), y por mucho que nos levantemos 10 o 15 minutos a tomar un café, a charlar un poco o a ir al baño, lo cierto es que poco a poco nuestra espalda se va resintiendo. La primera zona que suele verse resentida son las cervicales, aunque pueden molestarte los lumbares y la espalda entera. Llega un momento en el que no sabes ni cómo sentarte para estar cómodo, así que lo mejor es que te levantes todas las veces que puedas (sin que tu trabajo se vea afectado, claro), que hagas estiramientos y que vayas al menos una vez cada dos semanas a un fisioterapeuta.
2. Los ojos frente al ordenador
¿A quién no le han dicho al salir de la oficina lo rojos que tiene los ojos? Pasar muchas horas frente al ordenador tiene efectos inmediatos como esa rojez o un cansancio y sequedad en los mismos. Usa lágrimas artificiales e intenta parpadear lo más posible, porque tendemos a disminuir el número de parpadeos (de forma inconsciente) cuando estamos frente a la pantalla de nuestro ordenador.
3. Falta de ejercicio físico
Es uno de los resultados perjudiciales de éste tipo de trabajo que se notan a largo plazo. El pasar tantas horas sentados nos hace acostumbrar a nuestro cuerpo poco a poco a una vida sedentaria con todo lo que ello conlleva. Intenta hacer al menos media hora de ejercicio físico diaria, bien antes o bien después de trabajar, de esta forma equilibrarás la balanza de esa vida sedentaria que te obliga a llevar tu trabajo.