1.- Conocerse a sí mismo
La juventud, en la fase del conocimiento, es la fase idónea para conocer las capacidades y las limitaciones de cada uno. Salir fuera de casa aporta una visión más precisa de la realidad dado que el joven tiene la libertad para descubrir nuevos ámbitos sin la influencia de familiares, normas sociales y culturales que creció.
2.- Nuevas amistades
20 años es la edad con la que habitualmente se crean más amigos. Con nuevas amistades se amplía el abanico de perspectivas que se comparan con las mantenidas desde pequeño. Los nuevos y estrechos vínculos favorecen el estado emocional ya que el joven se siente acompañado en un lugar desconocido.
3.- Madurez
Salir fuera de casa es una inversión en madurez. Solucionar solo los problemas que se presentan fuera, asumiendo los posibles fracasos, es un hecho que a largo plazo beneficia al joven. La madurez es el resultado de muchas experiencias. Y como más se ganan experiencias es, fundamentalmente, trasladarse a otra ciudad.
4.- Más oportunidades de trabajo
Cuantos más lugares esté un joven presente mayores oportunidades laborales tendrá. Las opciones también dependerán de la actitud y predisposición que tenga el joven de emprender una nueva experiencia profesionales
5.- Más independiente y autosuficiente
Todo es nuevo y desconocido para el joven que se traslada a otra ciudad. La falta de familiaridad puede hacer que se sienta integuro y asustado al principio aunuqe conocer el entorno desconocido enseña, a largo plazo, a superar el miedo. La autosuficiencia permite tener confianza en uno mismo.
6.- Más valiente y audaz
Cuando el joven cambia de ámbito empieza desde cero por lo que se ve obligado a llevar un proceso para alcanzar sus objetivos. La aspiración de subir escalones aporta una visión más estratégica en la forma de pensar del joven.