El trabajo del diseñador gráfico Stefan Sagmeister (Bregenz, Austria, 1962) conocido por diseñar algunas de las portadas de discos más míticas del rock, llega a la Térmica de Málaga donde estará expuesto hasta el 2 de marzo de 2025. Establecido en Nueva York desde los años 80, ha diseñado envoltorios y la identidad gráfica de productos para clientes tan variados como el Museo Guggenheim o las cadenas de televisión HBO y Time Warner.
Sagmeister ha trabajado con grupos musicales como los Rolling Stones, Lou Reed, David Byrne o Aerosmith, para los que diseñó numerosas portadas de discos. Estos últimos trabajos fueron, probablemente, los que más notoriedad le han proporcionado, ya que ha ganado dos Grammys (en 2005 el de Mejor embalaje de edición limitada, por la caja de tres cedés que diseñó para la versión de lujo de Once in a Lifetime, de Talking Heads, y en 2010 el de Mejor portada de disco, por la que realizó para Everything That Happens Will Happen Today, el álbum conjunto de Brian Eno y David Byrne) y figuró como candidato en otras siete ocasiones más.
Pero desde hace tiempo, Sagmeister es también artista, y es por esta faceta por la que llega ahora a Málaga, con su muestra Better (Mejor), que se expondrá del 30 de octubre al 2 de marzo de 2025, tras su inauguración este pasado verano en la galería Maximilian Hutz de la pequeña localidad austriaca de Hard, lindante con su Bregenz natal.
Better se basa en el ensayo y libro de artista Now is Better que Sagmeister autoeditó el año pasado –en el que se incluye una conversación entre el artista y el comisario y director artístico de las Serpentine Galleries de Londres, Hans Ulrich Obrist– y con el que quiere hacernos caer en que el mundo, aunque parezca lo contrario, está mejor de lo que lo ha estado nunca.
La exposición se podrá ver en La Térmica, una casa de acogida de niños huérfanos reconvertida en el centro de exposiciones más moderno de Málaga: «Better forma parte de un proyecto sobre el pensamiento a largo plazo«, nos cuenta Sagmeister. «Los medios de comunicación a corto plazo, como X o los boletines horarios de las cadenas informativas, fomentan la impresión de un mundo fuera de control, con la democracia en peligro y un panorama general catastrofista.
«Pero si observamos la evolución del mundo desde una perspectiva a largo plazo (la única que tiene sentido), la humanidad ha mejorado en casi todos los aspectos: cada vez hay menos personas que pasan hambre, cada vez hay menos personas que mueren en guerras o catástrofes naturales y cada vez hay más personas que viven en democracias (con vidas, además, mucho más largas). Hace 200 años, nueve de cada diez personas no sabían leer ni escribir, ahora es sólo una de cada diez. La ingesta media de calorías de una persona en Francia en el siglo XVIII era la misma que en Etiopía en la década de 1980, cuando Etiopía era el país más desnutrido del mundo«.
Todos estos datos aparecen convertidos en obra de arte, aunque él no los define así, sino como «visualizaciones que conservan su funcionalidad, que es por lo que son piezas de diseño, no de arte; podríamos decir que son propaganda para el salón«.