Lo de tener razón nos ha matado, o querer tenerla, sobre todo desde que cualquiera opina en las tertulias televisivas o en las redes sociales. Tener una opinión o llamar fascista a alguien es lo más barato de España. Si crees que todavía te distingue tener una opinión sobre cualquier cosa has estado en pocas conversaciones importantes.
Arcadi Espada es lo que en realidad estás buscando para parecer más listo que los demás. No porque tenga razón ni porque acierte en sus pronósticos, que en fin, pasa poco, sino porque te estructurará como persona racional y parecerás respetable si te escucha alguien con dos dedos de cerebro.
Arcadi es tu personal shopper del cerebro, el entrenador personal de tu inteligencia. No es preciso que hagas gran cosa. Tú sólo léelo, bueno, léelo y claro, procura no leer a continuación a Ignacio Torreblanca. Arcadi es el pacto de mínimos de tu vida intelectual. Léelo despacio, copia luego algunas frases en un papel con un lápiz. No por nada, sino porque a veces queda algo. No intentes ni entenderlo. Léelo, acostúmbrate a la cadencia de sus frases. Si te fascina, perfecto. Si no te gusta o no lo entiendes, no te preocupes. Continúa leyendo. Incluso si te enfadas. Tú insiste. Quédate con el ritmo. El tiempo y el Misterio harán el resto.
Lee, lee. Tampoco escribe tanto, Arcadi. No leas gran cosa más. Te quedará mucho tiempo libre y poco a poco te sentirás menos pesado, con menos opiniones concretas, pero tus compañeros de sobremesa te empezarán a parecer más tontos que antes. Al principio no sabrás muy bien por qué, pero será por Arcadi. Haz el favor de no faltar a nadie, como efectivamente hace Arcadi cuando le disgusta lo que acaba de escuchar, y toma esta advertencia como los anuncios de coches que avisan a los espectadores de que no lo prueben en casa. Que los genios nos ayuden a mejorar no significa que la democracia excluya las categorías técnicas, Valle Inclán lo dice, “ya usted lo sabe, señora portera”.
Arcadi higieniza el sistema mental español. Limpia, desinfecta, quita lo que sobra, ordena. ¡Piensa lo que serías si pudieras hacer esto con tu cerebro! Yo lo vengo haciendo desde muy pequeño y hasta parece que escribo bien. Nadie espera que pienses como Arcadi, ni queremos saber tu opinión sobre si tiene razón o si “te gusta”. Nada puede interesarnos menos. Sin embargo apreciaríamos enormemente que fueras uno más de los capaces de razonar en términos entretenidos, agradables, favorables a una convivencia no demasiado angustiada.
Tener razón, déjalo. Hay placeres mucho más delicados. Si quieres tener opiniones, tú mismo, pero luego no digas que Israel bombardea escuelas y hospitales, ni esperes que no lo haga. Lee a Arcadi y te ahorrarás leer prensa internacional y sobre todo en inglés, tan molesto. Lee Arcadi y sabrás qué hacer de lo que sepas, aunque al principio sea poco. ¿Sabes que es curioso? Que no es creyente. Hablando de higiene, es sofisticado y sexy que Dios nos mande a descreídos para demostrarnos cuánto nos quiere.